Estamos por comenzar una nueva realidad en Morelos, bueno al menos eso es lo que esperamos. Por eso es imprescindible hacer estas consideraciones: “»Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿qué es lo primero que hace? Pues se sienta a pensar cuánto va a costarle, para ver si tiene suficiente dinero. Porque si empieza a construir la torre y después no tiene dinero para terminarla, la gente se burlará de él. Todo el mundo le dirá: “¡Qué tonto eres! Empezaste a construir la torre, y ahora no puedes terminarla.” »¿Qué hace un rey que solo tiene diez mil soldados, para defenderse de otro rey que lo va a atacar con veinte mil? Primero tendrá que ver si puede ganar la batalla con solo diez mil soldados. Y si ve que no puede ganar, aprovecha que el otro rey todavía está lejos y manda mensajeros a pedir la paz.” Lo anterior es un fragmento de textos bíblicos que hablan del elemento más importante en la administración, que es la planeación. Sin planeación literalmente, lo único seguro es la derrota o por lo menos la mediocridad.
De acuerdo con los especialistas, a través de la planeación, una persona u organización se fija alguna meta y estipula qué pasos debería seguir para llegar hasta ella. En este proceso, que puede tener una duración muy variable dependiendo del caso, se consideran diversas cuestiones, como son los recursos con los que se cuenta y la influencia de situaciones externas. Toda planeación consta de distintas etapas, ya que es un proceso que supone tomar decisiones sucesivas. Es frecuente que la planificación se inicie con la identificación de un problema y continúe con el análisis de las diferentes opciones disponibles. El sujeto o la compañía deberá escoger la opción que le resulte más propicia para solucionar el problema en cuestión e iniciar la puesta en marcha de un plan.
Frente a lo anterior es importante considerar la gestión por objetivos, un concepto para nada nuevo, pero que trata de una genuina filosofía de administración y brinda una valiosa guía práctica para los líderes interesados en evaluar su desempeño, diagnosticar sus propias fallas y mejorar su productividad, así como la de su compañía. Esta filosofía lleva un método que sirve como directriz de análisis. Si algo se hace bien, no se debe a la improvisación y se puede replicar la fórmula para otras oportunidades. Si algo sale mal, se conocen los pasos, por lo que se puede observar y detectar qué fue lo que falló para arreglarlo. Entonces, un fracaso no es el final del camino. Es un tropezón que nos permite calibrar y mejorar lo que no funcionó y estar listos para el siguiente encuentro.
En lo concerniente específicamente a los municipios la planeación del desarrollo municipal es una actividad de racionalidad administrativa, encaminada a prever y adaptar armónicamente las actividades económicas con las necesidades básicas de la comunidad, como son, las de responsabilidad directa entre otras: los servicios públicos, la seguridad pública, así como la recaudación, como pieza fundamental. Del mismo modo tienen las obligaciones de responsabilidad compartida, tales como la atención de la salud y la educación, en las que deben empatar su planeación con las estrategias estatales y federales.
Lamentablemente vemos que pocos son los municipios que tienden a darle la importancia a la planeación y aunque cuentan con sus Planes Municipales de Desarrollo –en razón de que la Ley les obliga-, pocos son los municipios que los aplican al pie de la letra. Por eso regularmente al final de las administraciones municipales las metas alcanzadas son pocas y los alcaldes sólo se dedican incluso a promover como suyas, acciones realizadas por los gobiernos federal o estatal.
Desde hace algunos años, en el Congreso del estado se ha mencionado la posibilidad de constituir un organismo de planeación municipal, pero pongamos atención con lo que ya existe; esa tendría que ser precisamente una de las áreas de responsabilidad del Instituto de Desarrollo y Fortalecimiento Municipal (IDEFOMM), que en los últimos años con la dirección del ex edil Francisco León y Vélez ha hecho lo que ha podido. De hecho, hace unos años, por ahí del 2018, dejaron en el tintero una iniciativa para crear la Dirección de Planeación, que asumiría específicamente esa gran labor frente a las municipalidades. Es tiempo de retomarla y mostrarle a los presidentes que la respuesta a la crisis que enfrentan no es el endeudamiento, sino la planeación.
Con todo esto, sólo diríamos como al principio “porque si empieza a construir la torre y después no tiene dinero para terminarla, la gente se burlará de él. Todo el mundo le dirá: “¡Qué tonto eres! Empezaste a construir la torre, y ahora no puedes terminarla.” A muchos munícipes es lo que menos les importa, pero lo único que diríamos para concluir es que, la falta de planeación es la madre de las tragedias y que a estas alturas de nuestra historia no podemos dar oportunidad a la improvisación en el servicio público.