La esperanza de México

Vuelta a la izquierda

La designación de Mario Delgado como secretario de educación en gobierno federal, obliga a preparar su sustitución como presidente de Morena en el corto plazo. Esta situación hace necesario plantearse que tipo de dirigencia necesita Morena para este futuro inmediato. 
De entrada, me parece fundamental retomar los principios ideológicos de la izquierda, como eje prioritario en la implementación del programa para los próximos años. Morena ha perdido su esencia ideológica de izquierda porque el pragmatismo ha sido la constante en las decisiones y la llegada de militantes sin formación ideológica de izquierda también hace su juego en el desarrollo del propio partido. 
Es entendible que en una parte del proceso y en aras de que se cumplieran ciertos objetivos electorales, se sacrificara esa parte esencial de Morena, sin embargo, ante la nueva circunstancia se hace necesario que se retomen esos principios tan necesarios para garantizar que el instrumento partidista cumpla con el cometido para el que fue creado. Morena debe ser un instrumento ciudadano que forme cuadros ideológicamente preparados para ocupar cargos tanto legislativos, como ejecutivos que mantengan un compromiso por las causas sociales que arrastra lucha social histórica de nuestro pueblo. No nos debe dar miedo integrar cuadros con esas características en los espacios de poder, porque siempre se dice que los cuadros de izquierda no cuentan con el perfil ni con la experiencia suficiente para estar en cargos de decisión final en un gobierno.
Ya se escucha que quien puede encabezar al CEN de Morena es la actual secretaria de gobernación Luisa María Alcalde, joven talentosa con ideología de izquierda que sin duda cumple a cabalidad con lo que el partido necesita para retomar la esencia planteada líneas arriba. Será interesante ver quien la puede acompañar en la secretaria general que sea un hombre acorde con esos principios ya mencionados.
El cambio en el Comité nacional obliga a realizar cambios en los comités estatales y es el caso de nuestro estado Morelos. La alternancia de la dirigencia en el Comité estatal ya es urgente y necesario. La definición del actual dirigente fue una designación arbitraria y carente de legitimidad en su momento, porque ya antes había sido desechada por el tribunal electoral por no cumplir los requisitos que mandatan los propios estatutos de Morena para tal efecto. Por un lado, el tribunal electoral define en función del estatuto partidista, pero el presidente de Morena determina que él tiene facultades para nombrar a un delegado en funciones de presidente contraviniendo sus propios documentos normativos. Todo por cumplir un acuerdo político con el gobernador de la entidad en ese momento.
Por ello, hoy es necesario que quien dirija los destinos del partido los próximos 3 años, sea una persona proba y con formación política de izquierda que garantice cumplir con los preceptos de “No robar, no mentir y no traicionar”. Alguien con verdadero compromiso social y que entienda de los procesos políticos como un instrumento que sirve al pueblo y no al revés. Esta condición obliga a buscar a un dirigente que sea de formación política de izquierda para dejar el pragmatismo en el basurero de la historia. 
Un dirigente que entienda lo que significa la cuarta transformación y que, por tanto, esté en la disposición de impulsarla, sin perder el piso de la crítica y la autocrítica. Un dirigente que asuma el compromiso de coadyuvar pero que también señale cuando algo no se hace bien. Que organice al pueblo y que integre a los diferentes sectores sociales en torno de la transformación, es decir, se necesita un dirigente que analice los procesos históricos para que entienda las coyunturas actuales y que sea capaz de ponerse al frente de su militancia para organizarla y capacitarla.
En fin, la renovación de la dirigencia de Morena debe ser un área de oportunidad para retomar los pendientes y se rectifique el camino, ya no se necesita más un dirigente ignorante y sin capacidad para organizar y darle rumbo a un partido político. La militancia verdadera esta a la expectativa de cambiar el rumbo, ojalá que así sea.

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