Expectativas en la justicia en México

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Recientemente vivimos un proceso electoral, el más raro de todos los tiempos, tanto en el ámbito local como en el nacional. ¿Por qué creo que fue raro?, porque se trabajó por parte de los ciudadanos alrededor de cuarenta años por que hubiera una democracia en todo un proceso electoral, desde la creación de asociaciones, partidos políticos, grupos y colectivos buscando mayor participación de la ciudadanía. El partido hegemónico que hasta los años ochenta gobernó con una democracia simulada, pero que tal vez fue necesaria debido a que hubo una transición de la revolución en los años veinte hasta los años sesenta. En 1955, según los gobiernos de esa década, aún no estábamos preparados para elegir a nuestros gobernantes, según estudios citados por María Aidé Hernández, en su ensayo “La Democracia Mexicana, presa de una cultura política con rasgos autoritarios” publicado por la Revista Mexicana de Sociología en junio 2008, debido a que en esas épocas existía analfabetismo, falta de medios de comunicación, una situación económica que no les permitía a los mexicanos contar con una televisión. La mayoría, según una encuesta, desconocía las campañas electorales y a los líderes políticos.
Por ello, el partido gobernante el PRI, continúo con la simulación, la creación de partidos políticos a modo, que en cada elección la calificaba el mismo gobierno. Pero los tiempos y las personas cambian y también el país. En 1977, se tuvo que aprobar una reforma política que se plasmó en la Ley Federal de Organizaciones Política y Procesos Electorales. Con ella se dio apertura a una revitalización del sistema de partidos y ofrecer una opción de acción política legítima.
Dicen que para que haya un cambio, debe haber dolor, sacrificio, lucha. Y la hubo. Varios sucesos marcaron esa transición, protestas, exigencias, señalamientos, luchas intestinas en los partidos, incluso, eso fue lo provocó la creación de la famosa Corriente Democrática del PRI que provocó la salida de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, junto con Porfirio Muñoz Ledo y Efigenia Martínez, suceso que marcó el inicio de una democracia ciudadana.
En esa transición tuvo que haber lucha, asesinatos, creación y muerte de organizaciones políticas. En ese orden y gracias a esa apertura democrática y porque no decirlo, también por la lucha personal, surgió el personaje de Andrés Manuel López Obrador, quien siempre se caracterizó por exigir elecciones libres y creíbles, claro, con su peculiar expresión. Pero así surgió el presidente actual. Desde su logro de haber llegado a la jefatura del Departamento del Distrito Federal, en el año 2000, se empezó a reforzar la idea de ocupar la silla presidencial. Un personaje que convenció a las personas de clases de escasos recursos y estudios principalmente. Pero también comenzó a convencer a intelectuales, políticos, artistas, industriales. Mas sin embargo tuvieron que haber pasado 18 años para poder ganar la presidencia. Todo ello debido a la apertura democrática, gracias a la Reforma electoral, principalmente de 1977, y de las acciones de hartazgo de los gobiernos de los que se mantenían y de los que llegaron al poder posteriormente como el PAN y el PRI además. 
Pero hoy que obtiene el poder casi total, promete y amenaza con una reforma electoral y de justicia a fondo, que no ha podido imponer debido a que no he tenido el poder total. Pero hoy el país está amenazado en varios aspectos. Pero debido a todo lo anterior, el hartazgo, la corrupción en antaño y el hambre de poder de la clase política, además de la distribución a manos llenas de apoyos sociales económicos, está a punto de llevarla a cabo. 
¿Qué va a pasar si ésta reforma electoral y al Poder Judicial se llevan a acabo?
Aun cuando se estén realizando consultas públicas, puede ser que el clamor de la generalidad de las personas opine que sí, que se lleve a cabo esa reforma. Pero igual que la consulta para la suspensión de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, fueron consultas manipuladas por el gobierno, hoy será lo mismo y solo se justifica de la realización de algo que trae en mente el señor que ocupa hoy la presidencia pero que en el exterior del país va a ser mal visto, y por parte de los inversionistas, grandes y pequeños, que definitivamente son quienes mantienen la economía de este país, optarán por retirar las inversiones, dado que el sistema judicial no garantizará un equilibrio en la impartición de la justicia. 
Por lo anterior un grande grupo de ciudadanos mexicanos estará pidiendo al presidente no se realicen estas aprobaciones. Esto causará enfrentamientos verbales y de ideas nuevamente, polarizando al México que no es eso lo que necesita. Esperemos recapacitación en AMLO y sus seguidores.

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