Frente a la ministra presidenta (Parte 1)

Política para mortales

Me enteré del evento unos días antes de que ocurriera. Por medio de un Comunicado de Prensa, la Corte desmentiría una polémica sobre la posible renuncia de la Ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, y decía que ella estaría presente en un foro cuya intención era escuchar a la ciudadanía; tuve desde ese momento, la intención de ir e intentar conocer a aquella mujer, que hoy se enfrente a la fuerza de un Presidente.
Sin invitación, acceso o llamado, llegué al Centro Cultural Tlatelolco, lugar cercano a la Plaza de las Tres Culturas, que siempre ha sabido sacar mi más profundo sentido de lucha y memoria histórica. Me sentía nervioso, pues sabía que quería entrar al evento, pero era difícil conociendo lo herméticos que son los miembros del Poder Judicial. Desde una cuadra antes, se veían las camionetas, los elementos de seguridad y las edecanes, quienes daban entrada al primer filtro del evento “no hay manera de que pase” pensé asustado.
Me acerqué a la puerta del Centro Cultural, donde magistrados, jueces y gente con un porte elegante pasaba y se registraba en una lista. Ahí mencioné, -con pena- que quería pasar al evento, pero no me había registrado, una mujer a quien en ese momento vi con cara de ángel, me regaló una sonrisa y me dijo: ¡Claro! pasa a este lugar para registrarte. Después de registrarse varias personas, muy amables me acompañaron por todo el recinto para llevarme hasta mi silla, donde me tocó muy cerca de donde en una hora más, estaría la ministra presidenta. Al sentarme, solo pude pensar después de una vida conociendo al Poder Judicial, gracias a mis padres abogados, -que deben estar verdaderamente nerviosos-, tanto que el Poder más hermético y elitista, hoy te reciben con una gran sonrisa y amplia disposición; sin embargo, estaba ampliamente impresionado y agradecido.
Tome unos momentos para contemplar el lugar, era un foro grande y hermoso, la gente estaba toda vestida con finos trajes, vestidos y hermosas corbatas, todos tenían una sonrisa blanca, corte fresco y gran amabilidad. En los extremos, seguridad casi invisible, cuidaba en decenas el lugar, analizando cada detalle y por todos lados, miembros de la Suprema Corte organizaban todo como una orquesta perfectamente afinada, coordinada y preparada, hasta el último detalle era resuelto y se notaba la gran preparación que ello conllevó.
Al estar rodeado entre Poder Judicial, magistrados y orden, pude entender por qué el Presidente los detesta, es lógico que él como amo y maestro dentro del desorden, que marca la agenda con el pulso de su voz y rechaza todas las formas y fuerzas ajenas a él, se sienta fundamentalmente en contra de aquel poder al que no se convence con arengas, si no que la estructura, el orden, la elegancia y el tecnicismo los rige. Ahí entendí que la política de Transformación y el Poder Judicial, sí son antagónicos en todo sentido.
Pasó un rato y puntualmente empezó el evento, después de ser anunciada la tercera llamada por el maestro de ceremonias, una fila de escoltas, asesores y auxiliares caminó la fila y de pronto ahí estaba, la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Lucía Piña, aquella mujer que se ha convertido en el enemigo público número 1 del Presidente más poderoso de los últimos tiempos, quien hoy ante el imaginario público, es la responsable de defender un poder amenazado y quien tiene en sus hombros el peso de la justicia.
Estando frente a ella, me di cuenta que la ministra que se ha convertido para todo un movimiento en el símbolo de la maldad, neoliberalismo y corrupción, es solamente una mujer, de estatura baja, con algo de sobrepeso y para nada bella, que carga su propia bolsa, camina con tendencia a hacerse de lado, pero que irradia una fortaleza y carácter necesario para enfrentarse a cualquier amenaza. Pude darme cuenta rápidamente, que ella no es un traje de diseñador vacío, bien disfrazado por una sonrisa y una buena retórica, es una mujer de lucha, que ha preferido el estudio sobre las arengas, es fuerte, dura, convencida  y decidida, quizá por eso el Presidente le teme.
Les sigo platicando, la próxima semana…

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