Sobre un desesperante primer debate

Política para mortales

Vivimos un momento de cambio, no solo en México si no, en todo el mundo. Desde hace algunos meses, el inicio de conflictos armados como el Ruso - Ucraniano, Israel - Palestina, la conformación de un bloque entre Rusia y Asia, el renacimiento del fantasma de la ultraderecha en Europa y los gobiernos populistas de América,  se han convertido en los ejes del cambio político y económico que marcará el rumbo de las próximas décadas en el mundo, ante estos múltiples e importantes cambios y vamos en camino a la elección presidencial de Estados Unidos; hace unos días, se llevó a cabo el primer debate presencial entre el actual Presidente de Estados Unidos Joe Biden y el ex Presidente Donald Trump, quien busca resurgir y convertirse nuevamente en Presidente.
Después de un largo camino para Biden en la presidencia y un aún más largo camino el de Donald Trump siendo electo candidato del Partido Republicano, intentando defenderse en juicios penales y manteniéndose vigente, ahí estaban ambos candidatos nuevamente frente a frente listos para debatir en un muy controlado y planeado debate formulado por CNN. Y después de casi una hora de enfrentamientos, descalificaciones y viajes al pasado, el debate solo supo dejar al espectador una gran decepción.  
Los moderadores del debate, lanzaron durante más de dos horas preguntas respecto a los temas más importantes para los ciudadanos estadounidenses, como  economía, trabajo, salud, apoyos económicos y dudas rumbo al proceso electoral como los procesos legales pendientes del ex presidente Trump y la edad de Joe Biden. Sin embargo, ninguna pregunta fue contestada y el debate se convirtió en un espectáculo lleno de descalificaciones, reclamos y resentimientos, entre dos políticos intentando mostrarse como la mejor opción, denostando todo aquello que su contrincante haya hecho en el pasado, sin incluir propuestas, planes de gobierno o ideas.  El debate decayó tanto, que hubo un momento, en el que ambos candidatos centraron toda su atención en la manera de jugar golf de su oponente y la posibilidad de derrotar al otro en 18 hoyos.
Después de este debate, se popularizó en redes sociales, una plantilla en donde americanos decían estar preocupados por sus malas opciones para votar y fingían estar preparando su salida del país; sin embargo, quien pudo sentir el verdadero terror, fue todo aquel demócrata trabajando o apostando por el triunfo de Joe Biden, quien durante la hora y media tuvo un pésimo desempeño, teniendo momentos donde incluso, parecía desorientado, perdido o básicamente demasiado viejo para seguir siendo el funcionario que él quisiera. Durante los días posteriores al debate, surgió una pregunta que retumba con fuerza en la política americana: ¿podría Joe Biden ser reemplazado? y ¿por quién podría serlo?
El debate del pasado jueves, mostró que la política americana se tambalea y que una era llega a su fin; no la del poderío americano, pero sí la de una escuela política; pero quizá, antes de acabar, nos haga pasar por otros cuatro años de caos planeado, liderado por Donald Trump. Ante este escenario político, debe ganar la Democracia y ante la falta de capacidad presidencial, tanto de ellos como de todos los países del mundo, deben los legisladores, alcaldes, gobernadores y ciudadanos, mostrar porqué la división de poderes, es fundamental.

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