Construir un polo unitario de la clase trabajadora y la izquierda ante el gobierno actual

Palabras compartidas

¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. Así se escucha la canción de Mercedes Sosa, mientras inicia la reunión del Consejo Político Nacional de la Nueva Central de Trabajadores y Trabajadoras, convocada para analizar la situación posterior a las elecciones del 2 de junio. Tiempo de reflexión ante los retos y posibilidades que se abren para luchar en defensa de los derechos laborales y sindicales, con todo el entusiasmo que significa frenar el avance de la derecha y al mismo tiempo mantener un pensamiento crítico hacia las políticas de continuidad en medio de las contradicciones que han marcado el régimen actual. Analizar no solamente lo que se impulsa desde el poder, sino también las fortalezas y debilidades propias que se tienen desde las organizaciones sindicales y sociales de la clase trabajadora y una izquierda socialista, que se mantiene en pie de lucha, pero que sigue ausente de las grandes decisiones políticas por el debilitamiento, fragmentación y errores que hemos cometido y que urge avanzar en su superación.
Con la participación de dirigentes y representantes de organizaciones de diversas regiones del país, éste Consejo Político Nacional analizó los datos del resultado electoral a la luz del descontento social contra los partidos del viejo régimen político neoliberal y autoritario (PRI-PAN-PRD), el impacto de los programas sociales y la mejora en la calidad de vida de millones de personas, la violencia política electoral y la delincuencia organizada, el futuro de la derecha que, derrotada electoralmente, sigue teniendo un poder económico en sectores de la burguesía. También se analizó cómo el movimiento social no tuvo consenso electoralmente, una parte sumándose a las candidaturas obradoristas y otras en contra defendiendo la autonomía. Hubo diálogos y encuentros tipo parlamento abierto con candidaturas en donde también se expresaron coincidencias y diferencias.
Una vez que ha concluido el proceso electoral, se requiere recuperar la iniciativa mediante un programa de lucha de la clase trabajadora, definir la agenda de lucha y tareas unitarias para fortalecer las acciones de solidaridad con los movimientos que exigen solución a sus demandas, sobre todo porque los poderes fácticos y los capitalistas que dominan la economía y las finanzas, no están dispuestos a perder sus privilegios, ni aceptan que la justicia social sea el factor determinante y no solo la redistribución de la renta a través de programas sociales.
El análisis histórico de lo que ha significado el cambio de régimen en nuestro país es importante para determinar el momento en el que nos encontramos. A diferencia de quienes consideran que ya existe un nuevo régimen consolidado que representaría una cuarta transformación, es claro que hay un desfondamiento de los pilares fundamentales que sostuvieron durante décadas el régimen neoliberal y autoritario expresado en la alianza opositora que significó la estrepitosa caída electoral del PRI y la desaparición del PRD, pero eso no significa una transformación radical del sistema de dominación, ya que el régimen encabezado por Morena es la acumulación de un movimiento social que suma también lo peor de los que cambiaron de partido solamente para defender sus privilegios.
Lejos de apostar a tener confianza en el gobierno, lo que hoy se requiere es fortalecer la agenda de lucha de la clase trabajadora, mediante la construcción de un polo unitario a nivel nacional, que sea capaz de superar la pulverización de la izquierda y la fragmentación de los movimientos sociales. Por ello es que se plantea realizar una convocatoria para llevar a cabo la Segunda Convención Nacional Democrática, a la vez que se relanza el parlamento abierto como una forma de hacer visibles las demandas ante el gobierno entrante.
La Nueva Central de Trabajadores y Trabajadoras se ha construido como un espacio plural, respetando la diversidad de posiciones políticas, en el marco de la autonomía e independencia de la clase trabajadora, por lo que cada quien asumió su propia postura frente a las elecciones sin limitaciones, lo que permite fortalecer las iniciativas durante el próximo período, frente a la nueva composición del Congreso y las iniciativas de reformas que habrán de discutirse en un parlamento abierto, planteando desde ahí la agenda aprobada en la primera Convención Nacional Democrática. Hay demandas como la defensa de los institutos de investigación como el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y otros, que nos convocan a dar la batalla, al igual que en contra de que las pensiones se sigan determinando en Unidades de Medidas que las disminuyen.
En el tema de la reforma del poder judicial hay aspectos de fondo que van más allá de la iniciativa presidencial de la elección de jueces y magistrados, ya que durante décadas la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sido utilizada para atacar los derechos de la clase trabajadora, como cuando negó el amparo ya ganado por el Sindicato Mexicano de Electricistas para recuperar su fuente de empleo en la Comisión Federal de Electricidad como patrón sustituto, o rechazó los miles de amparos interpuestos por el magisterio en contra de la reforma educativa privatizadora. Hoy es necesario inclusive plantear un juicio político contra la SCJN.
Es necesario poner en el centro la exigencia de solución a los conflictos laborales y sindicales como el del SITIMTA, el de los trabajadores nucleares, el del Sindicato del Colegio de Bachilleres o el de las y los trabajadores de plataformas de aplicación tecnológica. Contra las políticas neoliberales y en defensa del salario, defensa de la educación y por recursos para la justicia y la equidad, por condiciones laborales dignas, por una reforma fiscal para que paguen más quienes ganan más, por la auditoría y suspensión del pago de la deuda externa, entre otras demandas que impulsamos.
Saludamos igualmente el proceso de elección sindical en el SME, donde estaremos presentes como observadores para legitimar la democracia sindical que ha sostenido históricamente. Ratificamos que gobierne quien gobierne, los derechos se defienden.

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