La delincuencia organizada y los cárteles de la droga están más interesados en incidir en quienes llegan a regidurías, a las presidencias municipales y a las diputaciones locales que en los gobiernos estatales o incluso la presidencia de la República, porque es en las microrregiones donde pueden expandir su control territorial, revela un estudio publicado por “El Colegio de México”. Lo preocupante, en el caso de Morelos, es que hay sobradas muestras de que el Mando Coordinado no está funcionando y la violencia avanza incontenible en los ayuntamientos.
Se trata, refiere el estudio, de un esquema que las bandas criminales están aplicando en todas las regiones y en la mayoría de las entidades del país, partiendo de que el municipio es la célula de nuestra organización social más débil, por sus limitantes económicas, así como sus endebles mecanismos de seguridad pública, pero también porque muchas de las microrregiones son zonas de paso para el trasiego de drogas y les es imprescindible controlarlas. Y en el caso Morelos, está la que va de Guerrero, pasa por nuestra entidad y, además de la Ciudad de México, tiene otros destinos.
La investigación realizada por El Colegio de México, a la que denominaron “Urnas y Tumbas”, deriva del análisis de la intromisión del narcotráfico en el proceso electoral de 2021, del cual la entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, reconoció la intromisión de la delincuencia organizada a la hora de imponer candidatos, de influir en el voto de la gente, lo mismo que para eliminar a aquellos abanderados que no les son afines o ceden a sus pretensiones, lo cual es retratado en la investigación del Colmex.
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La situación es preocupante: laboratorios electorales consultados por el Colmex señalan que hasta la última semana de abril de este 2024, de cara al proceso electoral en puerta, se han registrado en el país 187 casos de atentados, secuestros y asesinatos de aspirantes a cargos de elección popular, de los ya formalmente candidatos, de funcionarios, así como familiares de políticos.
El objetivo del crimen organizado es influir en el curso y en el resultado de la contienda electoral, no solo atentando contra los abanderados o sus familias, sino dirigiendo el voto de la sociedad, ya sea bajo amenazas o comprando su lealtad con algunos beneficios en obras que requieren las comunidades y que los gobiernos no han resuelto.
El estudio revela que las bandas delictivas no distinguen filiaciones políticas, sino a quienes están de su lado o no, para actuar contra ellos, lo mismo para que ganen elecciones, que para eliminarlos de la contienda.
En el caso Morelos, se apostó al modelo de Mando Coordinado, en el que los ayuntamientos subordinaron sus policías y su estabilidad política a la Comisión Estatal de Seguridad Pública, que ha sido incapaz de cumplir con su responsabilidad de prevenir que las organizaciones criminales se asienten en la entidad.