Faltan 27 días para que se lleve a cabo uno de los procesos electorales más importantes en la historia de nuestro país y posteriormente, escasos meses para que acabe el tan esperado por generaciones de lucha, primer gobierno de izquierda que encabeza el Presidente López Obrador.
A diferencia de otros presidentes salientes, López Obrador no se ve en la necesidad de esconder la cabeza durante los próximos meses de transición, al contrario, a pesar de que su popularidad se ha deteriorado, sigue siendo un ídolo de algún sector de la población que incluso, se siente en deuda con él y busca cualquier oportunidad en eventos o redes sociales para agradecerle “Al viejito”.
A pesar del apoyo popular que podría brindarle un triunfo cómodo a la poco carismática y atractiva candidata Claudia Shiebaum, el gobierno saliente si ha vivido momentos de crisis. Incluso cuando ha sido magistral el control político de las cámaras de senadores y diputados, la agenda es marcada desde la mañana y han sido contadas las ocasiones que el control de la narrativa nacional sale de las manos presidenciales.
Un gran vacío en el actual gobierno, me parece en la pobre atención de los municipios y estados de la república. Pues debido a que el poder se ha centralizado en una figura que despacha desde palacio nacional, los gobernadores y presidentes municipales han sido perfiles impresentables que han dado resultados vergonzosos, como el caso de Cuauhtémoc Blanco, a quien por milagro no lo han sacado por las armas de Morelos. Esa falta de atención a los estados ha provocado, en mi opinión, que los gobernantes se conviertan en caciques que han perdido control frente a los grupos delictivos que han alimentado.
Este gobierno, ha inaugurado también, una era de improductividad legislativa, provocada por la incapacidad para formar acuerdos y cambiar de manera no fundamental aquello que llega desde presidencia. Hace tan solo unos días, el Senado y la cámara de diputados cerraron las sesiones de esta legislatura, legisladores vivieron los últimos momentos de este periodo ordinario abrazados incluso si no fueran del mismo partido. Ignorando por completo que dejaban pendiente más de 100 nombramientos en el senado, 20 reformas constitucionales propuestas por el presidente y cientos de propuestas, iniciativas y dictámenes detenidos por arrogancia y flojera, mostrando que ellos piensan que pueden sustituir el prestigio que les daría su trabajo con manchar nuestras ciudades con su basura electoral.
Asimismo, el sector salud, la estrategia de seguridad, la productividad de las instituciones y la procuración de justicia han sido un fracaso en este Gobierno de falsa izquierda que prometió ser la esperanza de México. 18 años tuvo que esperar Andrés Manuel López Obrador para convertirse en el Presidente de México y parece que el mayor logro de su gobierno, lo obtuvo el 2 de Julio del 2018 al ganar electoralmente mayorías que no le servirán para mejorar este país.