Pobreza y trabajo infantil, cuesta arriba para los menores
La vida va cuesta arriba para una gran cantidad de niñas, niños y adolescentes en la entidad, limitando su esperanza de un mejor futuro, al enfrentarse a dos terribles lastres: la pobreza de sus padres, la que ellos arrastran en consecuencia, así como la necesidad de trabajar, y esto los aleja de las aulas, minando sus posibilidades de educación y desarrollo.
De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México, en Morelos, de acuerdo con su último estudio publicado en marzo de 2024, al que denomina Ficha Técnica: Infancia y Adolescencia en Morelos, más de 279.7 mil niñas, niños y adolescentes de cero a 17 años vivía en situación de pobreza, lo que equivale al 49.6 por ciento de ese sector. No obstante, la situación era peor, porque llegó a estar en 60.9 por ciento.
El gobierno de Morelos refiere en su Boletín 15930 del 28 de septiembre de 2023 que de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), la cifra de pobreza entre los menores de edad pasó de 48.5 por ciento al 41.1 por ciento, pero no revela las políticas públicas de que echó mano para que esto ocurriera, pues sólo refiere haber dotado de agua a 70 mil morelenses, ignorando el peso que tiene que el Gobierno Federal otorga becas a “Jóvenes Construyendo el Futuro” y becas para los niños. De cualquier modo, equivale a decir que cuatro de cada diez menores de edad viven en la pobreza.
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Otro de los graves problemas derivados de esa pobreza en la que viven los padres de niños, niñas y adolescentes estriba en que cerca de la mitad de los poco más de dos millones de personas con que cuenta la entidad viven en esa condición, y las posibilidades de ofrecerles un mejor futuro es limitada, por lo que los niños tienen que incorporarse al trabajo.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil que realizó en 2022 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más de 50 mil niños en la entidad tienen que buscar un empleo para apoyar en el gasto familiar. Lo más grave es que muchos de esos menores, alrededor de la mitad de ellos, realizan trabajos o labores prohibidas y de alto riesgo, de acuerdo a cifras de 2022.
La situación en las zonas rurales es más preocupante, pues muchos de los niños, niñas y adolescentes tienen que sumarse a las labores del campo, con lo que pierden también la oportunidad de acudir a las escuelas, aunque los esfuerzos por instalar tanto albergues y aulas para ellos en las zonas de cultivo, como en los ingenios, entre ellos el de Zacatepec, están ahí, pero no consiguen frenar el aumento de menores que por la pobreza se incorporan al trabajo y ven limitadas sus posibilidades de estudio y un mejor futuro.
