Blanco, un lastre para Margarita

Besos de Judas

La unidad de Estudios Económicos de Citibanamex dio a conocer la semana pasada que Morelos está considerado como el estado con mayores probabilidades de que se consume la alternancia en el poder obedeciendo principalmente a que Cuauhtémoc Blanco es el gobernador peor evaluado de todo el país y porque se construye un voto de castigo a la 4T.

La marca Morena tiene un gran peso en la entidad y la candidata a la gubernatura, Margarita González Saravia es bien vista por los morelenses, lo que debería bastar para ganar tranquilamente la gubernatura; pero actualmente hay señales que deberían tomar en cuenta.

La operación política no ha dado los mejores resultados, sobre todo porque en condiciones normales la dirigencia del partido debería estar apoyando al 100 por ciento a su candidata y no es el caso.

Ulises Bravo está más interesado –igual que su hermano– en proteger su futuro económico y político, la prioridad son ellos y no el proyecto que encabezan AMLO, Sheinbaum y González Saravia.

El proceso de elección de candidatos dejó a muchos heridos en esa batalla, algunos han logrado negociar espacios, pero otros siguen sin ser tomados en cuenta. La oposición ya lazó sus redes al ver que el río está revuelto.

Una parte del círculo cercano de Margarita no está concentrado en la campaña, ya se ven gobernando con todos los beneficios que eso conlleva.

No sólo eso, hay quien piensa que Blanco sigue siendo el ídolo de siempre y que no afecta a la candidata –parece chiste pero es cierto–. Esa postura es contraria a la que tiene la propia Margarita, para ella es importante no confiarse, tener un trabajo diario con la gente, pese a que sus encuestas le puedan dar una amplia ventaja.

González Saravia no fue, ni es la candidata de Cuauhtémoc Blanco, su machismo lo hizo apostar por Víctor Mercado, era su “gallo” y pese a la millonaria campaña a su favor no logró el objetivo. El gobernador le consiguió la candidatura al Senado, sin merecerlo, no sólo por amistad, la complicidad es un lazo más fuerte.

Para afectarla se lanzó publicidad para señalarla como la continuidad del gobierno de Blanco. Ese será un punto central durante la campaña electoral que inicia la próxima semana.

Margarita no puede hacer algo para cambiar la percepción de la gente del mal gobierno de “El Cuau”, lo que sí puede hacer es tomar una sana distancia y convencer a la gente que ella representa la transformación de López Obrador y Claudia Sheinbaum y no la continuidad de un gobierno corrupto y omiso como el actual.

Es tiempo de definiciones y Margarita tiene la última palabra.