Sin concederles toda la razón a los doctrinarios y catastrofistas; pareciera que tenemos un apocalipsis moral e intelectual a la vista; y desde esta perspectiva, los docentes, debemos atender a la corneta de órdenes, que nos indica el inicio del combate, y en esta ocasión, en el ámbito de la educación, nuestras batallas; serán, contra la adicción a las pantallas.
Si en el pasado, la televisión, atinadamente calificada como “la caja idiota”, ya causaba efectos nocivos en su precaria audiencia; hoy, son irreversibles sus daños por su nutrida exposición y frecuencia.
La formación y educación integral del Ser Humano, en la actualidad; está teledirigida en forma digital; los grandes consorcios se encargan desde el nacimiento hasta la muerte, de diseñar y determinar los destinos de la humanidad.
El problema de los productos predigeridos es que el organismo no pone a funcionar sus órganos previstos para dicha función; se atrofian, y dañan el proceso natural de la digestión; y lo mismo sucede con la enseñanza teledirigida, la realidad virtual impide el desarrollo de las funciones cerebrales y las capacidades volitivas y emocionales.
No hay tiempo ni espacio para las lecturas y escrituras reflexivas; para buscar juntos la resolución de conflictos; para compartir acciones y experiencias espontaneas, novedosas y creativas; se privilegia la acción virtual sobre la reflexión mental.
La niñez, adolescencia y juventud, están siendo bombardeadas en exceso por la metralla de las pantallas; es una decisión oportuna y sabía que los docentes conscientes y valientes, hayan decidido regresar a las aulas; porque ello implica para los estudiantes, caminar por las calles, correr por los patios y las canchas y olvidarse del encierro de sus hogares que se habían transformado involuntariamente en aburridas jaulas.
Tienen mucho por hacer los docentes de educación artística, de formación cívica y ética, los de español y de deportes; habrá que estimular la movilidad corporal, neuronal y emocional; recuperar y seguir desarrollando la flexibilidad, fortaleza y condición física, es indispensable para el crecimiento saludable; plasmar de manera estética y artística o representar en sociodramas lo agradable, lo bello e incluso lo adverso e ingrato; permitirá el disfrute individual y colectivo de momentos fraternos y gratos.
Sugiero a los docentes de materias académicas, saquen a sus alumnos a los jardines o a las canchas con techumbres a practicar las lecturas reflexivas; los debates y discusiones dirigidas; hay tantos temas de qué hablar, discutir, reflexionar, que los módulos les serán insuficientes; quizá en ocasiones habrá que dejar a un lado los temas recurrentes y pedir a la audiencia que decida; ningún tema será mejor que aquel que interese a los niños o adolescentes.
El Ulises u Odiseo, del legendario Homero; es el prototipo y a mi juicio debería seguir siendo el modelo de vida de todo estudiante: siempre ingenioso, creativo, zagas y atrevido; de carácter férreo y voluntad inquebrantable; no había obstáculo que le fuera infranqueable.
Su mente lúcida y bien entrenada; le permitía eludir a la muerte, que al igual que a todos, a cada momento lo acechaba; la primera condición para ello, es estar convencido que somos seres bendecidos; después de nacer, sería tonto pensar que los dioses nos permiten vivir, para padecer y sufrir.
Ulises u Odiseo, no enfrentó a Circe con violencia; compartió con ella el amor y la pasión; y en su momento, habiendo recuperado a sus guerreros, pactó la separación. Con Polifemo utilizó la paciencia, astucia e inteligencia; fue en el último momento que apeló a la fuerza y le causó una herida; cuando no tuvo otra alternativa, para salir de su mortal guarida.
Frente a las hermosas y seductoras Sirenas, fue prudente y condescendiente; pero impedido voluntaria y severamente; al llamado sutil y mandato imperioso de descender del navío, para quedar atrapado en las redes y ser prisionero nuevamente.
Me parece que atravesamos por momentos propicios para que los valores universales y los elevados principios dejen de ser sólo pronunciados, habrá que ejercitarlos; porque está comprobado que las experiencias individuales y colectivas; son las que verdaderamente construyen y enriquecen nuestras vidas.
Para iniciar nuestro proceso de liberación de la realidad virtual que nos tiene enajenados; es indispensable primero reconocer y aceptar que en sus redes estamos atrapados; porque los esclavos perfectos que los esclavistas han soñado; son aquellos que, por su propia voluntad, o por ausencia de ella, se han gustosamente auto esclavizado.
Si Ulises, ejercitando su inteligencia pudo siempre enfrentar con valentía y salir victorioso en sus múltiples batallas; los jóvenes de hoy, con el apoyo de sus padres y maestros, deben emularlo, para romper con la adicción perniciosa de las pantallas.
*IR