Unidad de colectivos de mujeres por la igualdad y justicia: Fabiola del Sol Urióstegui

No debe normalizarse la violencia

Todos los días la mujer está luchando por la defensa de sus derechos. Los colectivos tienen una causa común, que es pugnar unidas por la igualdad y en la búsqueda de justicia a sus distintas causas, afirma Fabiola del Sol Urióstegui Alvear, presidenta de la Asociación Mujeres Sororas del Estado de Morelos.
La mujer enfrenta un doble reto: luchar por la igualdad, para disponer de las mismas oportunidades, así como por demostrar que es apta, que tiene todas las capacidades para desempeñar con éxito cualquier responsabilidad. Y más aún: ahora que han sido postuladas tanto a la gubernatura como a la Presidencia de la República mujeres, tienen que demostrar que son capaces de gobernar un estado, a toda una nación. "Y las mujeres tenemos que acompañarlas, respaldarlas, porque tenemos la oportunidad de una nueva visión, de impulsar nuevas políticas públicas con perspectiva de género".
Para Fabiola del Sol, la lucha de los colectivos a favor de la justicia y la igualdad debe tener un sentido más grande: “Cada una de las mujeres, de estos colectivos, entiende esta forma de manifestarse, para voltearlas a ver, para hacer extensiva su lucha y por supuesto que nos sumamos a cada una de sus luchas y acciones, las banderas que cada una tiene, porque todas tienen un común denominador, que es lograr justicia y la igualdad para el género”, expresó.
Para que todos empecemos a cambiar la violencia contra las mujeres, afirmó “Tenemos que reeducarnos. Ese es el trabajo, esa es la lucha. No normalicemos la violencia, ese es el parteaguas para que todos empecemos a cambiar”, asegura.
La mayoría de las mujeres que dedican su labor al desarrollo profesional, pero también las que desde cada trinchera, en cada colectivo, están trabajando por cambiar la realidad para las mujeres, lo tiene que conjugar con la vida en pareja, con la realidad familiar, y no es fácil: “Es un todo, somos tan integrales que debemos destinarle a todo un tiempo, y tiempo de calidad para que también nuestros hijos vayan de la mano con estas nuevas luchas, para que la lucha que enfrenta la mamá la enfrenten las hijas, y también la familia”.
Y es que esa lucha por la justicia y la igualdad comienza precisamente ahí, en ese núcleo personal, íntimo, cercano: “No podemos cambiar el mundo si no cambiamos de manera interna nuestro entorno, a nuestras familias. Hay que comenzar en casa, y después lo vamos a hacer en comunidad, lo vamos a hacer en nuestro estado y después lo haremos en todo el país”.
Respecto si ha cambiado el hombre en su trato con la mujer, o si es ella quien debe educar al varón, señala: “La mujer tiene que trabajar de la mano del género masculino para cambiar todo el entorno, la cultura, y hacerle creer que la violencia no es el camino, que como seres humanos tenemos que convivir”. Y así vislumbra el futuro de la mujer: “Sigue hacer el cambio. Ya se logró la paridad, legalmente hablando, las mujeres han tomado ya posiciones en candidaturas, y lo que sigue es demostrar que tenemos todas las capacidades”.
Lamentablemente hay muchas mujeres en la pobreza, particularmente las indígenas: “Son sectores que no están solos. Si bien las mujeres indígenas son las más vulnerables, también hay que decirles que las demás podemos y debemos apoyarles, en el ámbito que cada una pueda aportar”. Y con respecto a las mujeres que se quedan a salvar el barco, debido a la desintegración, destaca: “Hay familias que se rompen; falta crear seres humanos con amor, íntegros, con valores, y es ahí donde no sólo las mujeres, sino los hombres tienen una participación muy importante, porque frente al abandono, la mujer es la que se queda al frente a sacar este reto. Es necesario que el hombre asuma su paternidad y sus responsabilidades”.