El derecho al voto está garantizado por el artículo 35 fracción primera de la Constitución, en el cual se establece como un derecho de todos los ciudadanos. Lo anterior en relación con los artículos 39 40 que señalan al régimen político mexicano como una democracia representativa. De la misma manera, el artículo 41 expresa el papel de las elecciones en la democracia representativa mexicana y establece las bases para la formación de partidos políticos, la competencia por el poder y la organización de las elecciones.
El artículo 99 señala las bases para la calificación de las elecciones y la protección de los derechos político-electorales.
El derecho al voto entonces es un derecho humano y se considera como sufragio activo y que se define como: “el derecho de participación política por excelencia y consiste en la facultad que tiene el ciudadano de manifestar su voluntad en favor de los candidatos a ocupar cargos de elección popular de todo tipo.”
Ahora bien, el voto tiene que ver con la soberanía popular, lo que significa que el poder supremo está en manos de los ciudadanos, por lo que se relaciona con el de la representación popular. En nuestra democracia el pueblo expresa su voluntad mediante elecciones, en las que elige a sus representantes para que éstos tomen decisiones en su nombre.
Por ello, nuestra democracia solamente admite la renovación de poderes a través de elecciones que deriven de procesos electorales constitucionales y legales.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en materia federal y los Tribunales Electorales Locales en materia local, son los encargados de proteger cada voto que se emite.
En ese sentido contamos desde nuestra constitución los siguientes principios en materia electoral: 1) elecciones libres, auténticas y periódicas, es decir, sin presión de ninguna índole al electorado, que sean validadas por todos los que votamos incluyendo las autoridades que velan por su protección y que sean de forma continua y constante lo que permite entonces la renovación o no de quién o quiénes realizan un buen trabajo en su ejercicio (en caso de reelección), permitiendo entonces también la sanción de quien no lo realiza; 2) sufragio universal, libre, secreto y directo, en pocas palabras para todos los ciudadanos, sin presión alguna, guardando la confidencialidad del mismo para evitar el escarnio posterior y sin permitir que se realice a través de terceras personas, es decir, es personalísimo insustituible en su ejercicio; 3) garantía del financiamiento público de los partidos políticos, es decir, evitar que haya financiamiento ilícito que implique intromisión de poderes, fácticos en los partidos políticos y en los candidatos; 4) campañas electorales en las cuales prevalezca el principio de equidad, en pocas palabras, evitar elecciones de Estado, esto es, que se favorezca con recursos públicos o con el simple ejercicio del poder al partido que se encuentra en el poder para hacer posible los diversos principios antes anotados; 5) organización de las elecciones a través de un organismo público y autónomo, esto es, a través del Instituto Nacional Electoral en las elecciones federales y en los Institutos Electorales Locales equivalentes en los estados, es decir, se ha separado que las elecciones sean organizadas por el propio estado, pues entonces se cuestionaría la imparcialidad y neutralidad en la elección, sin perder de vista que durante aproximadamente 70 años el propio Estado, las organizaba y calificaba cuestionando con justa razón todo el proceso electoral; 6) certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad como principios rectores del proceso electoral, en pocas palabras que su voto realmente cuente y que al ser supervisada por dichos organismos y en caso de conflicto resueltas por un tribunal especializado en ello, por lo que le garantiza su voto efectivo y 7) control de la constitucionalidad y legalidad de los actos y resoluciones electorales, como se dijo a través de dichos organismos especializados y tribunales electorales.
Por lo que le invito a que aprecie que realmente tenemos un sistema electoral robusto, pues es la única forma en la que hemos encontrado en que realmente las elecciones y su resultado se respeten, lo invito a que usted se acuerde su experiencia reciente, después de emitirse al resultado de una elección, ¿no creo usted que lo que menos cuestiona es su legalidad? y lo invito a que usted recuerde en su caso elecciones de hace más de 40 años en la cual el sentimiento era contrario, es decir, que se cuestionaba su legalidad. Por tanto, todo lo anterior no ha sido gratis, ha sido producto de la lucha de muchas personas a través de nuestra historia, inclusive reciente, por lo que no debemos desdeñar lo que actualmente tenemos, esto es, un sistema electoral que funciona y funciona bien, pues incluso ha sido ejemplo a nivel internacional. Pues partamos que son los propios ciudadanos quienes han moldeado nuestro sistema electoral.
Por ello le invito a que vote por quien usted quiera, pero vote, no deje que el abstencionismo sea el que “gane”, no olvide que en nuestro país “gana” quien obtiene cuando menos un voto más, no tenemos segundas vueltas como otros países en que se garantiza que en caso de elecciones sumamente reñidas se tenga que hacer una nueva elección de “desempate”.