Revive el Carnaval de Cuernavaca

Comparsas, chinelos, música de banda en un ambiente de fiesta para el Carnaval de Cuernavaca

Después de 50 años de ayuno, la algarabía, la fiesta, el colorido, la música y la risa a flor de labios volvieron a la capital del estado, con el esperado Carnaval de Cuernavaca, tradición que habitantes de los distintos barrios que conforman la ciudad de la eterna primavera están reviviendo y que pretenden sea ya permanente, que no se deje en el abandono.

Un evento familiar en el que chicos y grandes disfrutaron del baile, de la sana convivencia, con la música, las más de 30 comparsas y los vistosos trajes de chinelo, así como las bandas de música, inundaron las calles del Centro Histórico, partiendo de la calle de Hidalgo, frente a Catedral, pasadas las cuatro de la tarde, con un sol en lo alto, dando la bienvenida a quienes se niegan a que sus tradiciones mueran.

Es un evento que busca no sólo el divertimento y la fiesta, como han señalado sus organizadores, quienes orgullosamente representan a sus barrios y colonias, como los de Gualupita, la colonia del Empleado, el Barrio de San Francisco, entre otros. Es una fiesta que busca la unidad social, que tanto requiere esta Cuernavaca nuestra, esta ciudad tan azotada por la violencia y la inseguridad, como el resto del estado, y que requiere de su gente, para que unida enfrente todos los retos presentes y por venir, como han referido sus convocantes.

 

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Tampoco desean que las disputas políticas, como las que se suscitaron a finales de la década de los sesenta del siglo pasado, terminen con las tradiciones y la fiesta, porque en aquel entonces, según refieren los líderes de los barrios de Cuernavaca, el entonces gobernador mandató que no se realizara más el Carnaval.

Transcurridos 50 años, los “Guayabos”, como se autodenominan los habitantes de Cuernavaca, dejaron el ayuno de su Carnaval, dejaron a un lado la politiquería, y se han vestido de fiesta para recorrer las calles de la ciudad, de esta ciudad nuestra que otra vez se viste de fiesta y colorido para regocijo de todos.

Más de 15 comparsas no sólo oriundas de Cuernavaca, sino provenientes de Yautepec, Jiutepec y hasta Tepoztlán, se dieron cita en el corazón de la entidad, lo mismo que los chinelos y las bandas que se sumaron a los festejos por el regreso, el renacer de un Carnaval que no quieren dejar morir, que quieren que sea permanente.

 

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Los jinetes, las suertes en sus caballos, los trajes tradicionales y en las mujeres, sus vestidos llenos de color, las mejillas encendidas, los ojos puestos en la alegría del corazón que rebosa baile y fiesta, desfilaron por las calles para llegar a la Plaza de Armas, esa que por la mañana, en sus inmediaciones, había sido testigo de manifestantes para expresar reclamos, consignas y pronunciamientos, e incluso rondando el Palacio de Gobierno exigiendo respuestas a las necesidades sociales al gobernador.

No obstante, por la tarde todo fue distinto… La fiesta y la alegría contagiaron a todos.

Y el sentir, la expresión unánime de los habitantes de los barrios y colonias, de los que sin ser de Morelos observaban maravillados que nuestras tradiciones son expresadas con música, color, canto y algarabía.

Y es que Morelos es realmente un carnaval. Y lo es más, está de fiesta, porque ha renacido el Carnaval de Cuernavaca.