La paz que sí lo es

A media palabra

Las personas que sufren violencia estructural, no poseen lo mínimo para su supervivencia y carecen de: vivienda decente, educación, alimentos, asistencia médica, medicinas, trabajo digno y educación. A mayor abundamiento, sufren de: desigualdad, de falta de reciprocidad en sus relaciones humanas, de soportar un constante dominio, de abusos de poder, de soportar faltas de respeto, de violencia física y psicológica, de no estar cobijados bajo el amparo de los derechos humanos, de falta de justicia y equidad, de imposiciones y por supuesto carecen de paz. Y todo esto se da, en países cuyos escenarios guardan situación de exclusión y vulnerabilidad y donde imperan altos niveles de corrupción y pobreza.

Bajo este contexto, en el mundo actual de la sociología, las experiencias sobre la protesta social acompañada de la violencia deben de convertirse en una asignatura de análisis y estudio dentro de la sociología, porque día a día se incrementa dicha manifestación. Tenemos que comprender a la protesta social desde diversos enfoques por la propia diversidad del conflicto.

En Europa y Norteamérica, se vienen dando muchísimas investigaciones sobre dicho fenómeno, ello; para distinguir la movilización de recursos, el proceso político y el marco educativo - cultural, considerando los factores como: la organización, el proceso y la identidad.

Saint-Simon y Augusto Comte, precursor y padre de la sociología respectivamente, trabajaron ambos según su estilo personal en proyectos para reorganizar la sociedad por medio de la ciencia y de la técnica a partir de la necesidad de una reconstrucción moral e intelectual.

El aspecto identitario y la circunstancia social, son los elementos fundamentales para estudiar y conocer los fenómenos raciales, religiosos, económicos, territoriales, artísticos, estudiantiles y políticos que originan la protesta. Así que la sociología, es la ciencia que estudia a la sociedad y considera el fenómeno de la convivencia humana y a las distintas maneras en que los hombres aparecen agrupados y relacionados, como el objeto de una disciplina autónoma.

Sobre ello, habrá que atender el hecho de la sociabilidad e indagar las causas, relaciones y consecuencias de ésta, en el agregado humano de un pueblo que un día protesta y se vuelve violento. Estamos viendo una serie de eventos delictivos que se están dando y que opacan a la verdadera protesta social, como: incendios, enfrentamientos y saqueos que semejan a los expresados por la muerte de jóvenes, la muerte de niños, la falta de agua, la carestía, las malas decisiones políticas, la falta de atención a la salud, también aquellos de la agenda feminista en que millones de mujeres han salido a las calles a marchar por sus derechos y la igualdad de género, el crecimiento exponencial de la pobreza y la marginalidad. Todos estos, merecen una investigación descriptiva y temática hacia la formulación científica del problema básico de la sociedad de la ilegalidad.

Acciones como las descritas, rompen con el equilibrio social, al perturbar la paz pública y menoscabar la autoridad del Estado, es pues, una confrontación con la misma sociedad en que la causa y el efecto son difíciles de distinguir.

Los eventos a que me refiero, están acompañados de violencia de subgrupos infiltrados en las manifestaciones y mítines que se encuentran amparados en el derecho de la libertad de expresión, al tornarse violentas dejan de lado al mundo quehoy se encuentra ante una emergencia general.

Quizá el arrasamiento de culturas y tradiciones, orilla a realizar expresiones violentas, por supuesto que el desajuste respecto a los núcleos activos de la competitividad internacional, llevan a dichas expresiones.Fenómenos como el auge de las dictaduras también; las reacciones negativas de pobladores de comunidades y municipios basadas en mentiras e ignorancia causan dichas expresiones; y, que se puede decir de las protestas callejeras que se tornan violentas y mucho más.

En eventos de magnitud tumultuaria, cuyo fin es antisocial, hay protagonistas en carácter de dirigentes y dirigidos, en que por momentos, unos se vuelven otros haciendo honor a la interacción y a la inversa, hay víctimas y hasta beneficiarios, como ejemplo: los recientes actos de rapiña en Acapulco. Los ciudadanos, como miembros de un grupo social son a la vez, víctimas de un proceso de pauperización con resentimiento revanchista que demuestran una reducción de las inhibiciones normales con una descarga de agresión y otras tendencias antisociales.

Concurren a estos grupos, personas de orígenes y rasgos distintos; hay indefinición de pertenencias de clase y etnia; ocupaciones diversas, formales e informales; niveles de instrucción distintos; distintas procedencias geográficas; grupos de edad dispares; actividades, metas, personalidades y comportamientos también distintos e indiferentes; y qué decir de la influencia genética. En sí, ofrecen estos grupos una relación compleja, contradictoria y ambivalente, de tal suerte que, se deben estudiar con rigor científico, haciendo converger a disciplinas, como: la antropología, la psicología social, la criminología, la biología social, la sociología urbana y rural, la sociología pedagógica y la sociología política.

Creo que las universidades e instituciones de educación superior, deben estudiar con interés natural el tema, y las autoridades deben esforzarse en hallar el factor determinante de la conducta antisocial de estos grupos,en principio desde el aspecto puramente científico.

Los grupos que se atreven y su entorno son un producto cultural estereotipado, venidos de la propia sociedad y su globalización, venidos de medios masivos de comunicación que no tienen escrúpulos, venidos de intereses extraños, venidos desociedades descompuestas y contaminadas, venidos de una competencia cultural desleal, venidos de los yerros de algunos gobernantes. Se pone en duda, si el uso de la violencia es o no legítimo a pesar de que le otorguemos un significado moral a la causa por la que se lucha.

No todo está mal, porque me atrevo a decir que existen personas físicas y morales que a fin de comprender las causas y motivos de ello, se dedican a estudiar, analizar, ubicar e identificar los factores correspondientes, para así conducir a la paz y también cuantificar su valor económico. De lo que se trata es de mejorar la comprensión de los problemas para considerar congruentes soluciones. Cuantificar la paz y sus beneficios le viene correspondiendo por iniciativa propia al InstituteforEconomics and Peace (IEP)persona moral independiente, apartidista y sin fines de lucro dedicado a cambiar el enfoque mundial acerca de la paz para hacer de ella una medida positiva, factible y tangible del bienestar y el progreso humanos. El IEP alcanza sus objetivos al desarrollar nuevos marcos conceptuales para definir la paz; proporciona métodos para medirla, descubre sus relaciones con las empresas y la prosperidad, y promueve un mejor entendimiento de los factores culturales, económicos y políticos relacionados con ella. El IEP tiene oficinas en Sydney, Nueva York, Bruselas, La Haya y la Ciudad de México. Trabaja con un buen número de asociados internacionales y colabora con organizaciones intergubernamentales en la medición y comunicación del valor económico de la paz. El Índice de Paz México (IPM), elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), ofreceuna medida exhaustiva de los niveles de paz en México desde el año 2019 hasta el presente. También estima el impacto económico de la violencia y los beneficios económicos que resultarían de aumentar el grado de paz. Dicho instituto es sumamente respetuoso porque no hace recomendaciones acerca de políticas públicas, ni juicios de valor sobre la conveniencia de las respuestas gubernamentales; más bien, se reúne y analiza información pertinente para la paz y la violencia en México. Identifica y mide los factores que impulsan la paz y mucho de ello es la prevención. Para el IEP, lo que hace falta es la prevención para enfrentar de la mejor manera, ya sea un desastre natural o algún conflicto social. La prevención es la mejor herramienta pues trata de anticipar y actuar consecuentemente a las emergencias. Para México, esto puede representar un verdadero reto, tomando en cuenta que ha tenido considerables descensos en sus niveles de paz, puesto que la naturaleza de violencia que enfrenta, no es de carácter internacional, sino interno. Casualmente, nació en julio del año 2020 el Comité de Paz del Distrito 4185 de Rotary International, cuya iniciativa fuese de Adrián Inda Valencia, comité que en primera instancia trabajó en los Estados de Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Guerrero y Morelos, teniendo como fin determinar la manera de cómo la competencia ciudadana, posibilita y garantiza espacios de construcción de paz. De lo que se trata es resolver los problemas sin violencia, buscando que las necesidades se encuentren satisfechas como apunta la justicia social. Al respecto, afirma Simón Vargas, analista en temas de seguridad, justicia, política y educación, que lo que se busca es una conceptualización de la paz másallá del conflicto y la violencia, lo cual coincide con lo afirmado por Carlos Juárez, Director para México del InstituteforEconomics&Peace, cuando dice: “Paz positiva, es la paz que si lo es…..”

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