¿Es el mexicano culpable de su propia desgracia?

Política para mortales

La política mexicana es un ejemplo internacional de personajes desgraciados, a pesar del sistema político que nos enseñó el PRI, que trajo orden en ciertos aspectos muy específicos, las personas en concreto mostraron enloquecer ante la exposición del poder, pocos son los que no fueron insensibles e insufribles ante los gobernados.

Mucho se puede escribir sobre los personajes que han tenido el poder en México; es posible, exponer cientos de casos de corrupción, opresión, nepotismo e ineptitud.

Pero personalmente, me parece importante analizar que a pesar de la evidente deficiencia en el gobierno mexicano, las figuras, los modos y sobre todo las mañas, no han cambiado; han prevalecido por varias generaciones y lo más impresionante, es que la ciudadanía los ha fomentado al elegirlos y ponerlos en el poder.

Hace unas semanas, viaje a mi amado Cuernavaca, ahí me perturbe con el voraz proselitismo y obscena cantidad de basura electoral que manchaba el paisaje de la ciudad que me vio nacer, entre todo ese maremoto de narcisismo y enferma ambición, me encontré a una candidato llevando a cabo un “mitin”, que bloqueaba la avenida principal de mi ciudad.

Yo conocí a ese candidato, cuando aún era un arrogante y corrupto funcionario, recuerdo que caminaba ignorando la existencia de cualquier ser humano, mostrando sus relojes de millones de pesos y su ropa de cientos de miles, recuerdo que siempre viajaba escoltado en su camioneta suburban y de él, solo se sabía que era un corrupto y un maldito.

Hoy, no parece otra persona, pero sin duda intenta aparentar que lo no es. En ese mitin, usaba una camisa del color guinda del partido que podría llevarlo al poder y mágicamente, parece ser un carismático trabajador, que viene de la cultura del esfuerzo y hoy, pretende gobernar su estado.

Frente a este escenario, pude darme cuenta que como este sujeto ¡hay muchos! que han llegado, ostentado, tenido y abandonado el poder en México y todos ellos, como él en este momento, han tenido una gran estructura de “simpatizantes” que parecen haber olvidado o ignorado, lo que su candidato era hace tan solo unos meses y hoy, gritan en las calles con pasión que su candidato “será el ganador”.

Estas estructuras, a pesar de ser reemplazables y desechables, constituyen esa imagen que rodea al candidato y le da legitimidad, esas estructuras convierten al candidato en gobernante y a una imagen falsa y fabricada en la historia de éxito de un “luchador”.

No puedo evitar preguntarme: el mexicano, en su acción u omisión, en su uso de un derecho indiscutible como es el de votar, ¿es responsable de su propia desgracia? ¿acaso hemos caído en un círculo vicioso que acompañado por una fuerte amnesia, nos ha llevado a permitir la construcción de un estado inútil y corrupto?

Dicen, que cada país tiene a los gobernantes que se merecen… yo no creo que una gran nación como México, merezca los miserables gobernantes que nos han llevado por el cuestionable camino en el que nos encontramos, pero quizá, sí lo hemos permitido.

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