Por naturaleza de la política y del hombre un evento no puede ser igual a otro. Ni mucho menos tratarlos de la misma metodología. Ilusos aquellos que desean repetir las experiencias, estrategias, reglas y acciones anteriores a un proyecto político actual.
De acuerdo a las ideas del o de los hombres que lideran el proyecto, se debe afrontar los retos venideros.
Esta pequeña introducción nos permite adentrarnos en el laberinto caótico del mundo de la política doméstica, de nuestro país, de nuestro estado y hasta de nuestros municipios.
Cada sucesión ha sido diferente, unas más que otras. Pero hoy, la sucesión presidencial ha sido completamente fuera de lo normal, dado que quien preside el país ha querido cambiar en todos los aspectos las normas, las leyes, las actitudes y hasta las instituciones.
Afortunadamente, el México de hoy se construyó, bien o mal, pero con la fuerza y el poder de las instituciones.
El actual presidente, en aras del combate a la corrupción, en aras de la transparencia, en aras del ahorro de recursos, acabó con los fondos de reserva en los fideicomisos, acabó con instituciones reguladoras como el Capfce, acabó con varios programas, de todo lo que no ha podido recuperar.
Y está terminando su sexenio con corrupción, endeudado, sin reservas para afrontar contingencias, sin crecimiento económico, sin producción de riqueza, en otros males nacionales.
Obviamente todo ha sido; concentrar los recursos para que principalmente se destinen a cuatro proyectos; las tres obras insignia de este gobierno, que por cierto no han demostrado la transparencia de las asignaciones de contratos, y en su mayoría de los recursos se ha destinado a los programas sociales.
Con el recuento anterior, nos damos cuenta que al presidente le interesa de sobremanera gane la elección su candidata Claudia Sheinbaum por muchas razones, pero principalmente para seguir teniendo el control e imponer su proyecto de supuesta transformación.
Para ello ha tejido una red política, gubernamental y social, que le hace suponer que tiene todo preparado.
Pues los veinticinco millones de mexicanos que están recibiendo los beneficios económicos, difícilmente van a querer dejar perder esos ingresos que son cientos de miles de millones de pesos.
Es por ello que los amloístas perciben que tienen toda la seguridad de ganar la elección.
Por su parte la oposición que logró construir un Frente Amplio, del que no resultó todo transparente, pero salieron adelante con cierta aceptación por parte de la ciudadanía. Pero al identificar a un enemigo importante para el oficialismo, el presidente y todos sus seguidores se han dedicado a atacar como nunca a una virtual precandidata a la presidencia de la República.
Al grado que tuvieron que intervenir el INE y otros organismos a detener un tanto al presidente. Pero en las redes sociales se han dedicado a aprovechar cualquier signo de error de Xóchitl Gálvez, para desvirtuarla.
El panorama electoral nacional no es nada halagador. Al contrario, se torna en opaco como lo son casi todas las acciones presidenciales. Primero. Tuvieron que organizarse ciudadanía y partidos de la oposición para mostrar que si existe una fuerza ciudadana que no está de acuerdo con el presidente.
Segundo. La forma de elección del virtual precandidato del oficialismo no resultó del todo clara. Incluso hubo impugnación al proceso de elección organizado por Morena.
Se eligió a Claudia Sheinbaum porque ya estaba predeterminado que así tenía que ser. No hay transparencia en las encuestas y en la decisión de la comisión organizadora tampoco lo hubo.
Por otro lado, hay un tercer posible candidato a la presidencia de México. No se ha descartado, ni se ha pronunciado Dante Delgado, “propietario” de Movimiento Ciudadano. Tendrá que decidirse si se va con el Frente Amplio o Morena o va solo.
Lo anterior aquí se escribe de forma muy simple, pero el ambiente está semejante a un tornado. Está por convertirse en un Huracán, porque por una parte el presidente, desde el poder del estado buscará millones de formas como ganar esta elección.
Por otro lado, los opositores se están organizando en células urbanas y rurales para dar la batalla. La madre de todas las batallas. La congruencia es la que debe ganar, sin trampas y democráticamente. Estará dispuesto el inquilino de palacio a correr el riesgo y someterse a la democracia.
No lo creo y ¿usted?