Fuga de recursos

Mirador 21

Un servidor siempre ha insistido en que lamentablemente en nuestro país la llamada democracia es más bien una “partidocracia” que ha gobernado los últimos 100 años, siendo que al interior de los institutos políticos se toman incluso las decisiones del país y no al seno de la decisión de las mayorías; el ciudadano común generalmente ha sido desplazado de la toma de decisiones, por lo que no sólo es ajeno sino que incluso está impedido legalmente para hacerlo.

Recordamos que durante el proceso para el registro de nuevos partidos en la entidad, en el último proceso electoral concurrente, el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana, aceptó un total de 34 solicitudes de creación de nuevos partidos, de las cuales 22 cumplieron con los requisitos, por lo que en nuestra entidad pasámos de 11 a 33 fuerzas políticos.

Afortunadamente la mayoría no prosperó y la votación se cargó hacia las fuerzas políticas tradicionales.

Tristemente, en nuestro país, cada año miles de millones de pesos se entregan a los partidos, con lo que viven muy cómodamente numerosos dirigentes y sus amplios equipos de colaboradores y asesores; organizaciones que integran las estructuras sectoriales, militantes distinguidos y quienes, en general, se ven beneficiados por los millonarios recursos públicos recibidos por los partidos, haya o no proceso electoral en curso.

Esta espantosa y voraz partidocracia es el “rostro” democrático de nuestro país y de casi todas las naciones en el mundo. Pero en México el financiamiento público a los partidos es verdaderamente oneroso e insultante.

Lo peor de este sistema de partidocracia es que a los mexicanos nos resulta altamente costoso solventar a tantas fuerzas políticas. Cabe resaltar, en este sentido, que la Comisión de Prerrogativas del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó la distribución del financiamiento a partidos políticos para el ejercicio 2019, la cifra global ascendió a 4 mil 965 millones de pesos.

Así, de acuerdo con los resultados electorales, se hizo la distribución del millonario presupuesto de los partidos, razón por la cual con mil 628 millones 333 mil 415 pesos, Morena fue la institución política que recibirá más recursos en esta anualidad, mientras para el resto de los institutos políticos el dinero asignado disminuyó.

Lo anterior como una referencia para darnos cuenta cómo es que aumentó el dinero para los partidos, mientras que en muchos sectores del servicio público federal, los recursos han ido a la baja.

En contraste, de acuerdo con lo publicado en el diario El Economista, para el 2024 La Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó el anteproyecto de más de 10,444 millones de pesos destinados para los partidos políticos nacionales de cara a las elecciones de 2024, año en el que recibirán el mayor financiamiento de la historia.

La anterior cifra registró un aumento de 53.86% en comparación con el monto que se aprobó para el 2018, el cual fue de 6,788 millones de pesos. En sesión extraordinaria, el presidente de la Comisión, el consejero Martín Faz Mora, subrayó que, a pesar de que estas prerrogativas las administra el INE, no forman parte del patrimonio del Instituto, pero esto permite hacer un ejercicio de fiscalización sobre los recursos públicos que reciben los partidos.

Durante la sesión extraordinaria, se determinó que los siete partidos recibirán 6,609 millones de pesos para sus actividades ordinarias, además, recibirán otros 3,304 millones de pesos para sus gastos de campaña para el proceso electoral federal de 2024.

Mientras que el INE contará con 66 millones de pesos para los gastos de campaña de las candidaturas independientes.

El llamado sistema de partidos políticos ha sido una sutil forma de repartir el pastel, el poder financiero y político, con el fin de garantizar el “orden” establecido que, en contraste, sigue generando más pobreza, desigualdad e inseguridad pública, sin que las instituciones –los partidos políticos incluidos- hayan logrado ya no revertir sino siquiera contener los grandes problemas del México actual.

Por eso, pensar en un aumento de partidos políticos sería criminal, por lo que los diputados locales, federales y senadores de nuestro estado ya deberían estar trabajando en alguna iniciativa para inhibir la proliferación de institutos políticos que sólo pretenden convertirse en franquicias, cuya única finalidad es lucrar con el erario.

Como quiera que sea, el gasto oneroso en los partidos políticos no se ha justificado jamás y siempre termina siendo una fuga importante de dineros que bien podrían usarse para solventar tantas necesidades de la población.

 

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