Oscuro horizonte para el PRI

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Las formas de elegir a un candidato por parte del Frente Amplio por México, había sido una propuesta innovadora, por diversas razones; principalmente porque se veía que había sido el resultado de una participación ciudadana, de la presión de electores que buscaban una propuesta seria por parte de los partidos.

Entre organizaciones sociales y dirigentes de partido llegaron a una conclusión de definición de reglas, condiciones, formas y acuerdos.

Se inscribieron las personas interesadas y se determinó quien sí y quien no cumplían con los requisitos. Los ciudadanos, los medios de comunicación recibieron con beneplácito esta propuesta y se comenzó a trabajar.

Un sistema en el que se recibieron millones de registros de ciudadanos, que, de forma personal, por invitación, por promotores, por los propios partidos se cumplió con el objetivo.

La propuesta de los ante precandidatos, que al final quedaron solamente dos, despertó el ánimo y la confianza de que aún se podía renacer en la política.

Xóchitl Gálvez despertó el ánimo entre los ciudadanos y con la “ayuda presidencial” elevó su simpatía.

Beatriz Paredes revivió al PRI que muchos consideraban ya muerto. Entre las dos mujeres hicieron renacer una confianza entre los electores.

De que aún se podía limpiar un tanto la política practicada en antaño. Beatriz Paredes provocó que ciudadanos priistas y no priistas percibieran una luz en el horizonte, como una oportunidad a que una mujer, muy preparada, con gran capacidad y experiencia en gobernar por la larga trayectoria que desde juventud practicó en México y en el mundo, se creía que podía ganar la elección primaria si así le queremos llamar.

Todo estaba preparado para que el día 3 de septiembre acudieran a emitir su voto en favor de Beatriz Paredes Rangel.

Ella ya había aseverado que “Si las mujeres vamos a repetir el modelo patriarcal de los arreglos, perdónenme, estamos jodidas…”.

Todo apuntaba a que, por nada del mundo, ni Beatriz ni Xóchitl, se iban a “bajar” de la contienda. Es más Xóchitl Gálvez, aun ayer, después de conocer la declaración de Alejandro Moreno, presidente del CEN del PRI, dijo que era mejor llegar a la elección, que ella se había preparado para la elección.

La declaración de Beatriz Paredes, posterior a la de Alejandro Moreno deja en claro su posición y su pensamiento, con palabras que no convencen a las formas que decidió la dirigencia del PRI.

¿Qué va a suceder en el futuro inmediato con el partido? Obviamente que existen los ideales, las pasiones y los intereses entre los priistas, pero principalmente se respiraba un aire de triunfo y de vida, con el “si se puede”.

Al conocer los resultados de las simpatías registradas, al saber que hubo un sinfín de promotores que, con recursos propios, dedicando tiempo personal a un proyecto que, con las palabras de Beatriz, convenció a una gran cantidad de personas, priistas y no priistas.

Hoy, existe desánimo, existe la tristeza y la impotencia de no poder hacer nada, ante las decisiones de una declaratoria, de un presidente nacional, a quien es difícil de creerle que 32 presidentes de los Comités Estatales y 2450 comité municipales, los 90 mil seccionales, todos los sectores, hayan tomado una decisión en conjunto.

Inverosímil tal declaración. Con lo anterior lo único que han logrado es oscurecer el panorama de la elección del domingo 3 de septiembre y el futuro del partido del PRI. Si con este proceso se estaba logrando un respiro del gigante moribundo, le han asestado un golpe mortal del cual será complicado levantarse.

Pero sobre los ideales y principios prevalecen los intereses. Era de honor participar en la contienda y perder en la raya.

Era más fácil que los electores se convencieran y que quienes apoyaban a Beatriz Paredes, al comprobar que los números no le favorecían, apoyaran a Xóchitl Gálvez.

Hoy será más complicado convencer al casi un millón de simpatizantes paredistas para hacer que volteen a apoyar a Xóchitl. En fin, la credibilidad se mina.

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