En esta imagen cedida por el Ejército de Estados Unidos, un operario guía a un conductor de carretilla elevadora para descargar cohetes M55 con agente nervioso VX el 15 de abril de 2022, en el Depósito del Ejército de Blue Grass.
El mismo día en que Estados Unidos anunciaba su polémica decisión de entregar a Ucrania las dañinas bombas de racimo, especialmente peligrosas para la población civil, el Pentágono certificaba también el final del proceso de destrucción de su arsenal de armas químicas. El último cohete M55 cargado de agente nervioso sarín ha sido destruido el 7 de julio en el depósito del Ejército de Blue Grass, en el Estado de Kentucky, según el Departamento de Defensa.
El propio presidente, Joe Biden, lo ha celebrado: “Durante más de 30 años, Estados Unidos ha trabajado incansablemente para eliminar su arsenal de armas químicas. Hoy me enorgullece anunciar que Estados Unidos ha destruido de forma segura la última munición de ese arsenal, lo que nos acerca un paso más a un mundo libre de los horrores de las armas químicas”, ha dicho en un comunicado.
Estados Unidos inició su programa de armas químicas en la I Guerra Mundial, hace más de un siglo, con la producción y uso de fosgeno y gas mostaza. Llegó a acumular más de 30.000 toneladas de agentes de guerra química en armas de configuración explosiva y contenedores a granel.
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El Congreso ordenó en 1986 la destrucción del arsenal de armas químicas, que comenzó en 1990 en el atolón Johnston, en el Pacífico. En 2012, el Ejército estadounidense completó con éxito la destrucción de armas en otros seis emplazamientos repartidos por el territorio continental de Estados Unidos, en instalaciones de Alabama, Arkansas, Indiana, Maryland, Oregón y Utah.
Mientras se destruían esos arsenales, la legislación adicional exigía al Departamento de Defensa que evaluara y demostrara tecnologías alternativas para destruir las armas químicas por medios distintos de la incineración. La aplicación con éxito de tecnologías alternativas dio lugar a la destrucción segura de las armas químicas restantes almacenadas en el Depósito Químico Pueblo del Ejército de Estados Unidos, en Colorado, y en el Depósito del Ejército Blue Grass, en Kentucky.
Además, un equipo de empresas de Colorado dirigido por Bechtel National, Inc. completó el 22 de junio la destrucción de más de 780.000 proyectiles cargados con agente mostaza en el Depósito Químico Pueblo.
La munición final ha sido destruida este viernes en Kentucky por un equipo conjunto dirigido por Bechtel National y Parsons Corporation, utilizando tecnologías de neutralización y destrucción de explosivos para eliminar más de 100.000 proyectiles y cohetes llenos de agente mostaza y agente nervioso. Las operaciones de destrucción en el Depósito del Ejército de Blue Grass comenzaron en junio de 2019, con más de 523 toneladas de agentes químicos destruidas de forma segura.
Estados Unidos ha cumplido así con algo de antelación el compromiso de completar sus operaciones de destrucción antes del 30 de septiembre de 2023 que adquirió ante la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas de La Haya. Ese organismo es el encargado de la aplicación de la Convención sobre Armas Químicas, un tratado internacional de control de armas que Estados Unidos ratificó en 1997. El tratado prohíbe el desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento, retención, transferencia o uso de armas químicas por parte de todos sus miembros.
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“Este logro no solo cumple con nuestro compromiso de larga data en virtud de la Convención sobre Armas Químicas, sino que marca la primera vez que un organismo internacional ha verificado la destrucción de toda una categoría de armas declaradas de destrucción masiva”, ha señalado también Biden. El presidente sostiene que estas armas “no deben volver a desarrollarse o desplegarse nunca más”.
“Debemos renovar nuestro compromiso de forjar un futuro libre de armas químicas. Sigo animando a las naciones restantes a que se adhieran a la Convención sobre Armas Químicas para que la prohibición mundial de las armas químicas pueda alcanzar su máximo potencial. Rusia y Siria deben volver a cumplir la Convención sobre Armas Químicas y admitir sus programas no declarados, que se han utilizado para cometer atrocidades y ataques descarados”, ha añadido el presidente.
Solo tres países (Egipto, Corea del Norte y Sudán del Sur) no han firmado el tratado. Un cuarto, Israel, ha firmado el tratado, pero no lo ha ratificado. Se teme que haya otros que lo estén incumpliendo como Rusia y Siria, señalados por Biden.
“Las armas químicas son responsables de algunos de los episodios más horribles de pérdidas humanas”, ha declarado en un comunicado el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de Kentucky. “Aunque el uso de estos agentes mortíferos siempre será una mancha en la historia, hoy nuestra nación ha cumplido por fin nuestra promesa de librar a nuestro arsenal de este mal”, ha añadido.
*BC