Suena paradójico e ilógico: las personas enfermas deberían ser atendidas por un médico; porque en teoría todo Ser sufriente, aquejado por una enfermedad, busca voluntariamente ser de un especialista su paciente; pero no siempre es así; existen enfermos que no van al médico y hay médicos que atienden a quienes no están enfermos.
En el pasado, existieron casos en que se sometieron a muchos contra su voluntad, y se les impuso con autoritarismo y violencia un credo religioso; y a muchos pacientes involuntarios fueron llevados al manicomio o al calabozo.
La ciencia ha descubierto que la mayoría de los enfermos mentales, asumen o experimentan síntomas somáticos de enfermedades físicas sin que en realidad las tengan; se consideran enfermedades funcionales o analógicas, porque tiene gran semejanza y parecido a las corporales y actúan como si realmente las padecieran.
Muchos neuróticos o esquizofrénicos son sometidos a tratamientos medicables; pese a que en sus diagnósticos y estudios aparecen como medicamente saludables.
No hace mucho, y seguro habrá lugares donde se siga realizando la macabra práctica de a los rebeldes, disidentes e inadaptados, recluirlos en manicomios, hospitales o en sus propias viviendas; donde sus policías guardianes no utilizan armas o uniformes militares, sino recetarios y batas blancas, manteniendo la orden de reclusión, como encomienda.
Hubo un tiempo en que, si visitabas el templo, hacías tus oraciones; y al salir le comentabas al policía del crucero que Dios había conversado contigo; te catalogaba de esquizofrénico y por estar loco, en el manicomio más cercano eras recluido.
La psiquiatría era conocida como el diagnóstico, el estudio y el tratamiento de las enfermedades mentales; una definición desalentadora, un tanto arbitraria, contradictoria y controladora.
En estricto rigor, si en la calle, el parque o la plaza pública alguien expresa a viva voz, que es Buda o Cristo; el psiquiatra lo calificará de esquizofrénico; y frente a su problema o enfermedad, habrá que atenderlo, medicarlo y confinarlo; porque constituye un problema para la sociedad.
Pero la realidad es que el paciente involuntario, no está enfermo, ni tiene problemas de personalidad; al contrario, sus arengas o expresiones demuestran que encontró una respuesta y solución a su búsqueda existencial; por lo que no padece ninguna enfermedad mental.
Lo cierto es que los Seres Humanos tenemos necesidades, codificadas en nuestra estructura genética, que condicionan nuestro comportamiento: la necesidad de supervivencia, el amor, la pertenencia, el poder, el reconocimiento, la libertad y la recreación.
Muchos de nuestros alumnos, debido al entorno en el que crecen, no consiguen satisfacer estas elementales necesidades; y será en la escuela, a través de la cultura, las artes y el deporte, como podremos ayudarles a desarrollar sus intrínsecas y potenciales cualidades, destrezas y habilidades.
El arte separa al creador de su creación y facilita el aprendizaje emocional, en un contexto de seguridad; el metalenguaje artístico y el espíritu creativo; permiten relajar las defensas emocionales y verbales del grupo y les permite enfrentar de manera más relajada y fraterna, la resolución de problemas e incluso de realizar debates controvertidos.
Las artes y el deporte tiene un nexo de unidad con la recreación; los tres dependen de la imaginación; son herramientas de comunicación emocional y expresiones naturales del espíritu creativo y del lado mágico de la existencia; trascienden los límites de la rutina y la rigidez de la ciencia.
Todos albergamos un espíritu creativo en nuestra niñez, que por desgracia muchos abandonamos en la adultez; habrá que alentar el disfrute del proceso creativo; sin dejar de desarrollar el talento objetivo; sigamos fortaleciendo y expresando las habilidades de resolución de problemas, introspección, sentido de la perspectiva, empatía, resiliencia, comunicación eficiente, trabajo en equipo y toma de riesgos saludable; todo ello, en ambientes seguros y con libertad responsable.
Desarrollar una relación directa y real con el mundo, ayuda a no vivir encerrados en las representaciones cerebrales; los videojuegos y los artilugios gráficos no pueden reemplazar otras formas de ocio recreativo porque tratan al niño como espectador pasivo; aprender a dibujar o a copiar, es mucho más significativo porque permite la plena y amplia contemplación, sin resquicios ni prejuicios.
Sigamos con nuestra Misión loable; todos nuestros alumnos nos agradecen el que les enseñemos que, a través del esfuerzo y la disciplina, se alcanzan resultados notables.
*IR