La institucionalidad interna

Vuelta a la izquierda

La lucha por el 2024 está en curso, aunque la oposición a la 4T no alcanza a entender qué pasa y apenas se siente su presencia, ésta comienza a generar una estrategia que le permita fortalecerse de cara al proceso electoral. El objetivo es lograr derrotar a la coalición encabezada por Morena, que no será un tema sencillo.

Para Morena las condiciones para repetir parecen óptimas. Un buen desempeño del ejecutivo, una oposición muy corta de ideas y aunque la posibilidad de que se unan los 3 partidos que unieron fuerza para sacar adelante el pacto por México PAN, PRI y PRD es evidente que no tienen un candidato fuerte, que le haga contrapeso al partido hoy en el gobierno.

El problema de Morena es más interno que externo, ponerse de acuerdo internamente parece ser el talón de Aquiles del partido mayoritario. La diversidad de pensamiento es una característica del partido morenista. Llegaron una diversidad liderazgos en 2018 y siguen llegando hasta el día de hoy, no todos con ideología de izquierda, como es el caso patente de Lili Téllez que renunció poco tiempo después de llegar al Senado gracias a los votos de Morena o el caso de German Martínez, que son los más conocidos por los encargos con los que llegaron con la 4T. Hay muchos más con menos perfil, pero con línea ideológica no de izquierda.

Morena desde que en 2015 designó dirigentes vía asambleas de militantes, no ha vuelto a renovar a quienes hoy dirigen al partido. El Consejo Nacional y los consejos estatales son los mismos, los comités ejecutivos, salvo el presidente y la secretaria general del CEN son los mismos y solo se han renovado en el CEN los que ocupan un cargo de representación popular y por ello no pueden continuar en el CEN. En los estados los comités ya no funcionan y particularmente en Morelos, están acéfalas diversas secretarias como la de organización, la de finanzas, comunicación, y otras tantas. Se designó un delegado con funciones de presidente, el tabasqueño Cesar Raúl Ojeda que se inscribió en Morena dos días antes de su designación. Vale la pena mencionar que dicha designación no está avalada por el estatuto ni por el Consejo Nacional, menos por el Congreso Nacional que en todo caso sería el facultado para designar a un presidente en sustitución de otro.

Todo ello deviene de la necesidad de ordenar las cosas de manera interna, Morena en Morelos perdió mucho en este 2021, en 2018 gano los 12 distritos locales y ahora solo 6, en los municipios gobernaba en 15 ahora solo en 8 de 36. La falta de presencia política es una realidad, no hay dirección, cada quien hace lo que quiere y hasta hace unos días se presenta por fin la agenda legislativa, pero no la agenda municipal ni una agenda del partido para enfrentar la severa crisis económica y de inseguridad del estado. La esperanza es que aun con la designación anti estatutaria del delegado en funciones de presidente, Morena comience a funcionar y salga de ese anquilosamiento al que lo llevo el grupo que mantiene el control de Morena en el estado, lo que también le conviene al mismo grupo.

Es necesario resaltar que lo que pasa en Morelos, pasa en todo el país. No hay renovación de dirigencias por lo que sobresale la antidemocracia, contrario al espíritu del propio partido. Es necesario que Morena retome el camino institucional, de respeto a sus estatutos y a su militancia. El riesgo de no hacerlo es sentar un precedente impositivo como ha ocurrido hasta hoy, el ánimo virreinal de Mario Delgado debe dejarse de lado y dejar que la democracia y el respeto a sus documentos básicos impere, eso lo pondrá en una mejor posición que sus ganas de mantener un control férreo a base de trasgresiones y deshaceos a su ordenamiento interno.

Morena necesita unificar criterios para enfrentar el próximo proceso electoral. Pero la unidad no puede ser solamente por decreto, los agravios internos que hasta hoy se han cometido deben resarcirse. Morena debe ser un partido movimiento, pero democrático y respetuoso de su propia normatividad. El ejemplo del PRD no debe olvidarse, se trasladaron tribus a Morena y se crearon otras con intereses oscuros. Los dirigentes actuales nacional y estatal en Morelos tienen que mostrar capacidad política, liderazgo ante el agandalle y firmeza para respetar lo que hasta hoy es letra muerta, es decir, los estatutos. La institucionalidad interna es necesaria y urgente, de ello depende ayudar o no, al Presidente.

*IR