¡Muchos y aplaudidores!

El Tintero

Como si alguien lo dudara los morenistas aplauden a rabiar que se haya comprobado la fuerza de convocatoria y la popularidad del presidente López Obrador, que la gente se pregunta ¿qué necesidad hay? La respuesta pareciera simple, que no lo es tanto, porque un psicólogo, diría, “es una demostración de falta de confianza en sí  mismo porque necesita ver para saber que no ha perdido prestigio”, mejor dicho, popularidad y eso es inseguridad porque si tan seguro estuviera no tendría necesidad de llevar a tantos incautos a aplaudir tanta mentira. Porque lo que le falta a Andrés López Obrador es ser autocrítico  porque durante los tres años de esta administración los crímenes han aumentado, López Gatell, el consentido presidencial, es el enterrador número uno del país, sigue con  su discurso mentiroso de que en México no pasa nada y para demostrarlo de manera irresponsable llenan la Plaza más grande del país, para que el gran Tlatoani se eche un baño popular, y haga lo mismo que en las mañaneras, insultar, denostar y maltratar a todos los que por su propio derecho no piensan igual que todos los seguidores ciegos del lopezobradorismo que no tiene ningún interés  en aceptar que la militarización del país no es la adecuada porque la historia, nos muestra, que generalmente en los pueblos donde es el ejército el que sostiene el poder del presidente es cuando estos personajes caen en la dictadura, todo porque se sienten intocables. Los militares son las patas falsas de la silla, porque ellos, ahora van tomando no unas responsabilidades, sino un poder que nunca jamás habían tenido,  es peligroso, porque vean a los militares, hombres y mujeres, ya de constructores en el aeropuerto  Felipe  Ángeles,  que como se ve va a ser un elefante blanco porque las principales aerolíneas, nacionales e internacionales han decidido seguir en la ciudad de México “por la seguridad de los pasajeros” y  porque  para llegar a la necedad del presidente es toda una aventura en tiempo porque falta la infraestructura que haga ágil y rápida la llegada a este lugar donde desde el presidente hasta los diputados paleros, han ido, sí, pero en transporte aéreo,  avión o helicóptero pero vía terrestre, ni soñando, eso lo evalúa las personas que por necesidad o placer toman el vuelo para acortar distancias pero quien no, aplaude a rabiar el atraco de Texcoco, y eso de que para abatir a la delincuencia se han abierto escuelas y universidades y los jóvenes tengan la oportunidad de una carrera, es otra utopía porque ese buen deseo lleva cuando menos  quince años y mientras, ¡que se maten los jijos …! “a que le tiras cuando sueñas mexicano” dice el filósofo popular. De lo visto y escuchado el pasado uno de diciembre, sólo un deseo y ruego a Dios, que no se haga mayor el contagio porque mucha gente fue sin cubre-bocas y mucho menos guardó la sana distancia y como grita el presidente que en esta vida no hay cosa más hermosa ni más sana, que cada quien haga lo que se le dé su rechingada gana, porque eso del no autoritarismo sólo cuando es a su conveniencia porque para manipular al pueblo  se pinta solo y entonces ¡viva la libertad, viva la democracia y viva México! Porque finalmente que se haga la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre y los que se mueren es porque ya les tocaba. Tan, tan De los responsables de cuidar de la salud de todos los mexicanos que medianamente fueron a la escuela preparatoria o universitaria lo único que se saben de “ómicron” es que es una letra del alfabeto griego que pasó al español como la letra “o” pero como una nueva cepa, de la enfermedad que aqueja, no a México sino a todo el mundo, lo que dicen es, “sepa la bola” y para cubrir su ignorancia de manera peligrosa, junto con el presidente, dicen, “todo esta bajo control, tenemos suficientes vacunas” la realidad es que todos “tenemos otros datos”, faltan millones de mexicanos de todas las edades y condiciones económicas y sociales que no se han vacunado, que los que ya recibieron una dosis ya les urge la segunda y los de la tercera edad, por la aparición de la nueva forma de contagio, necesitan una tercera vacuna, y aunque el hombre nunca va a cambiar de nombre sigue en la cínica postura de que su “gobierno cumplirá con sus obligaciones que tiene con el pueblo” lo cierto es que la incertidumbre y la desconfianza crece por un lado y por el otro la popularidad y aceptación de López Obrador, fenómeno político que es muy difícil de entender y ¿alguien bien picudo lo puede explicar? HASTA LA PRÓXIMA.

*IR