En el ámbito educativo; es indispensable y necesario el desarrollo neuronal pleno, para el despliegue desde la educación inicial, de lo emocional e intelectivo.
El cerebro es el órgano más importante del Ser Humano; además de regular nuestras funciones cotidianas, también se encarga de lo sensorial, de lo motriz y de diversas integraciones; controla la memoria, los procesos de comunicación y nuestros estados emocionales y reacciones.
Nos caracterizan como Seres Humanos, las siguientes facultades neurológicas: caminar erguidos, el desarrollo de la contraposición cortical del dedo pulgar con el resto de los dedos de las manos; el reptar, gatear, caminar y correr con perfecto patrón cruzado; hablar con lenguaje convencional de símbolos abstractos y ponerle el nombre a los objetos que están a nuestro lado…
La constitución de las funciones neuronales, ocurren en el Ser Humano sano, de forma evolutiva desde su nacimiento y se continúa de manera progresiva.
El cerebro crece y se desarrolla con el uso; la función determina su estructura; soy lo que soy por lo que hago; en la medida de mí hacer, me transformo en nueva criatura.
La escuela, debe contribuir en el desarrollo saludable e integral del proceso cerebral; para ello habrá que estar atentos a la adecuada hidratación, oxigenación y nutrición.
Es recomendable favorecer el desarrollo de los sentidos de entrada: vista, oído, tacto y el dominio y movilidad corporal; en su sentido neurológico y cultural.
Se sugiere el ejercicio moderado pero continuo: balanceo, reptar, gatear, rodar, caminar, correr, colectiva activación: como gimnasia, ballet, natación…
Desarrollo visual cultural: sabemos que la vista es el sentido más objetivo y complicado; proporciona información específica y detallada del contexto; el sistema visual se encarga de procesar la información proveniente del exterior; cuando existe una disminución sensorial; sin duda se ve afectada la construcción y desarrollo neuronal.
Los docentes debemos estar atentos y junto con los padres o tutores; atender oportunamente para garantizar en los infantes su agudeza y campo visual, el cromatismo, la sensibilidad al contraste, la acomodación, la adaptación/regulación a la luz y obscuridad, y la visión binocular.
Desarrollo auditivo neuronal cultural: al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del Ser Humano, que es el lenguaje; su disminución o ausencia; implican consecuencias personales, familiares, sociales, educativas y culturales.
Oír es indispensable para estimular el hablar y dar respuesta al interlocutor en una conversación; nadie aprende a leer y escribir si previamente no ha consolidado su código lingüístico oral. La audición debe considerarse como uno de los más grandes dones funcionales y el evitar su pérdida, garantiza la plenitud de las capacidades neuronales.
Desarrollo corporal neuronal cultural: Desde antes del alumbramiento, los Seres Humanos realizamos diversos movimientos en respuesta a ciertos estímulos tanto internos como externos; para lo anterior, requerimos del desarrollo saludable de los siguientes sistemas y elementos corporales: el esqueleto, que entre otras cosas, protege a nuestros órganos internos; el sistema muscular, responsable de que varios órganos muevan sustancias de un lugar a otro, como la sangre y demás fluidos corporales; y el sistema nervioso; formado por el cerebro, la espina dorsal y los nervios; encargado de transmitir la información a través del cuerpo para permitir el trabajo armonioso entre el esqueleto, las articulaciones y los músculos para que realicen los trabajos y actividades necesarias que requieren la movilidad corporal.
Desarrollo táctil neuronal cultural: nuestra piel posee tres tipos de sensaciones: presión, temperatura y dolor; salvo que sea por necesidad o decisión personal y no por violación o atropello de nuestros derechos humanos; dichas sensaciones deben ser experimentadas, como constancia de nuestras palpitantes y florecientes existencias; y no como resultado del ejercicio de la violencia.
La nueva escuela mexicana exige y demanda un diálogo pedagógico abierto y permanente entre los padres y los docentes; sólo juntos y en comunidad de esfuerzos podemos lograr, en nuestra niñez, adolescencia y juventud, la consolidación de su desarrollo pleno corporal, emocional y neuronal. Decía el Che: ¡Hasta la Victoria siempre!
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