La maravillosa existencia y su luminosa trascendencia

La misión docente

Ayer inició el nuevo Ciclo escolar 2022-2023; los trabajadores al servicio de la educación, regresan con buen ánimo y óptimas condiciones; para que, a todo problema o adversidad, se le encuentren y apliquen las mejores soluciones.

Es bueno tener presente y recordar siempre, que los alumnos sin distinción, son mucho más de lo que reflejen sus apariencias; los docentes saben que, el infinito potencial de sus estudiantes, está definido, en su intrínseca esencia.

Por eso todos aquellos que muestren lentitud en el aprendizaje y dificultades en su comunicación; deben ser quienes reciban una mayor calidez y fraterna atención.

Habrá que restaurar las heridas emocionales, para que pueda fluir la empatía; logrado lo anterior, se podrán ejercitar y desarrollar las capacidades intelectuales, en un ambiente de respeto, libertad, creatividad y alegría.

Las necesidades más imperiosas y básicas de todo Ser, no se resuelven con el tener; sino con el aprender y conocer; saber la verdad, garantiza libertad.

Habrá que trabajar y superar juntos los estados emocionales tóxicos, porque además de alterar y enfermar nuestro organismo; nos hacen caer en estados de frustración y pesimismo.

La Misión de todo docente, es auxiliar e inspirar a sus estudiantes para que tomen plena conciencia de su Ser; es indispensable que su origen y destino estelar aprendan a asumir y reconocer; sólo bajo esta premisa ninguna adversidad los podrá vencer; pero, sobre todo, estarán en condiciones de contribuir y generar felicidad y bienestar en los demás y de esta manera, de sus individualidades trascender.

Debemos ayudarlos a disipar todo temor al fracaso o sentimientos de inferioridad o flaqueza; el optimismo y la seguridad en sí mismos, les permitirá ejercitar a plenitud su inteligencia y realizar verdaderas proezas.

Todo atisbo de egoísmo o mezquindad; debe ser transformado en acciones de nobleza, altruismo y generosidad; la costumbre de ser sometidos por estados de necesidad y carencia debe ser sustituida, por nuestro productivo potencial de autosuficiencia; es tiempo de enseñarles que se viene a vivir para a los demás ayudar y servir.

Que la mejor ofrenda, es llevar una vida que a los demás no ofenda; que no habrá temor de morir, si aprendimos a convivir y ser felices al vivir.

Que en cada despertar nuestro propósito debe ser progresar para ayudar; que la vida será siempre hermosa; si actuamos con determinación, con ímpetu; si empleamos toda la fuerza de nuestra voluntad, en realizar acciones positivas y virtuosas.

Que aprendan a ser amigos de sí mismos; para que sus nobles pensamientos se transformen en actos de heroísmo; y nada es mejor para el autoconocimiento; que regalarse frecuentes momentos, de sereno y reflexivo recogimiento.

Dado que el proceso de aprendizaje es ilimitado y nuestras existencias tiene fecha de caducidad; es importante que lo que cada día se haya aprendido y asimilado; se ponga en práctica en beneficio de la humanidad.

Una vida se construye y saludablemente fluye a través de las nobles y generosas acciones; quien la entristece, frustra y destruye; son las discordias y las estériles discusiones; procuremos pues dejar de ser intolerantes, problemáticos o aburridos; seamos en cambio, bondadosos, valientes y atrevidos.

Las orientaciones de la Nueva Escuela Mexicana nos inducen a trasladarnos del yo, tú, él, individualistas; al nosotros colectivista; la idea es que, sin perder el rango y carácter propio de la individualidad, vayamos a la unidad de la diversidad y construyamos comunidad.

El docente que ayer era facilitador en la tarea escolar; debe ahora asumirse como Educador Popular; y para ello, es indispensable que por los menos, de las obras del pedagogo chileno Paulo Freire, debe a la brevedad abrevar.

De la práctica del diálogo como herramienta en el proceso educativo comunitario; deben forjarse los espíritus libres, valientes y críticos; que influyan positivamente con propuestas capaces de modificar los entornos y atender las injusticias que se siguen padeciendo a diario.

La tarea es dignamente vivir, para generosamente servir;  y colectivamente aprender, para nuestras individualidades trascender.

*IR