LV legislatura en Morelos no supera un lastre

Generando

La clase política está tan desgastada que no muy aceptable la postulación de determinadas personas a cargos públicos por elección. Sin embargo, reza un viejo y conocido adagio que dice: “cada pueblo tiene el gobierno que merece”. Esto es una afirmación que, en la mayoría de las entidades, municipios, distritos electorales federales y locales del país del país se convierte en una afirmación verdadera.

Lamentablemente, la esperanza converge con la realidad y viene el desencanto, el desánimo y la desesperanza.

Esta introducción parece que podría ser muy aislada, pero no es así. Cuando nos enteramos que la naturaleza de algunas personas, están más allá de las condiciones normales de conducta, de deseos insanos, de ambiciones, creemos que eso es lo peor que podremos conocer; pero no es así. Y me quiero referir exclusivamente a los diputados del Congreso del Estado de Morelos. Vamos a cumplir doce años, es decir, cuatro legislaturas que no se nota un trabajo que beneficie grandemente a la ciudadanía y al Estado. Me refiero exclusivamente a lo que compete su trabajo. Recordemos que el trabajo del legislador es como su nombre lo indica, legislar, es decir; promover iniciativas de leyes nuevas, reformas, modificaciones y hasta decretar la desaparición de éstas que sean obsoletas, además de vigilar la función de los órganos del Estado, decretar y vigilar la correcta aplicación del presupuesto público.

No es función de los legisladores gestionar o “bajar recursos” u obras públicas. Tampoco es su obligación gestionar beneficios económicos o materiales para la comunidad, aunque en el trayecto de su labor durante su periodo legislativo, muchos o casi todos ellos andan en busca de proyectos productivos.

Si revisamos el trabajo de cada legislatura, observaremos que comienzan con buenos deseos, grandes planes de trabajo, disposición al cabildeo, dispuestos a negociar las decisiones que beneficien al Estado. Pasado el tiempo, algunos diputados ya traen línea gubernamental y solo llegan a servir a los intereses del gobernante en turno. Y con la dificultad de ocultar sus decisiones en favor de las propuestas oficiales. Como fue el caso de la Legislatura LII, en la que reformaron la Constitución Política del Estado de Morelos, abrogando una Ley de Participación Ciudadana eliminando la posibilidad de que se realice la revocación de mandato, que fue una promesa del gobernador Graco Ramírez en su momento de campaña. También esa misma legislatura llegó a realizar sesiones en diferentes sedes y a altas horas de la noche con el objeto de aprobar leyes propuestas por el gobernante. La Legislatura LIII fue caminando por el mismo rumbo a tal grado que ambas se ganaron la aversión de los habitantes del Estado de Morelos, quienes lo manifestaban en publicidad que se fijó en los vehículos y camiones del transporte público, además de publicarse en sendos anuncios espectaculares en el Estado. Varios Diputados de ambas legislaturas actualmente procesos legales por diferentes delitos. El común denominador en ellas fue el dinero que recibían de forma ilegal para aprobar leyes como la extensión del periodo de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia a 20 años. Afortunadamente la SCJN señaló la anticonstitucionalidad de dicho decreto y tuvieron que invalidar dicha ley.

Entre los Diputados de la LIV Legislatura, que pasaron por su curul sin pena ni gloria, que no tuvieron la capacidad para regresarle la Ley de Participación Ciudadana a los morelenses, que no tan solo resolvieron decretos y leyes que solo beneficiaron al Gobierno de Cuauhtémoc Blanco, sino que también mostraron que su interés más importante fue su cargo y sus ingresos, que hay que decirlo, no transparentaron.

Lo mismo que la presente Legislatura, a la que le ha faltado capacidad de velar por los intereses del ciudadano que los eligió, porque han prevalecido los intereses de grupo y personales, que no les ha permitido avanzar en el trabajo legislativo. Y hoy vemos aún en la agenda varias decisiones que no han podido ser resueltas debido al encono existente entre los diputados.

Cuatro legislaturas estaremos viviendo los morelenses por el mal trabajo legislativo, por las malas decisiones que hemos tomado los electores, por la fragmentación del voto como lo fue la última elección. Esperemos que en las próximas elecciones haya mejores condiciones y que los ciudadanos seamos conscientes de quien elegimos. Bueno, suele suceder que siempre nos equivocamos. 

*IR