Muchas veces hemos leído o escuchado que la violencia verbal o el insulto; son recursos desesperados y extremos, utilizados por espíritus débiles y extraviados.
Y la verdad es que no es sencillo mantener la ecuanimidad en la conducta; cuando alguien nos agrede y nos insulta.
Pero los docentes no tenemos alternativa; la mejor enseñanza siempre será nuestro buen ejemplo, y no podemos darnos el lujo de navegar a la deriva.
Lo deseable es anticiparnos a los problemas; los abuelos decían con razón que era mejor prevenir que lamentar; en nuestro diario andar comprobamos que, con buen carácter y entrenada voluntad, todo se puede solucionar.
Nos conviene siempre fluir, avanzar, evolucionar; cuando la corriente de un río se llega a estancar, tiende a corromperse y a contaminar; actualizarnos permanentemente, les conviene a nuestros alumnos y a nuestras mentes.
La costumbre y la rutina, no son buenas consejeras; las tormentas eléctricas y las lluvias torrenciales, hacen florecer las praderas; los sinónimos de vivir, son: innovar, transformar y las reglas que asfixian y limitan, trasgredir.
En lo posible evitemos en nuestra labor docente ser sofisticados o complicados; la sencillez y la naturalidad aportan mejores resultados.
Cuando tenemos claro y nos avocamos de lleno a nuestros nobles deberes y obligaciones; evitamos desperdiciar nuestras valiosas energías, en frívolas conversaciones o estériles discusiones.
Todos los días nos exigen dar lo mejor de nosotros; es la fórmula que nos permite ver cristalizados los propósitos de los otros.
Conviene no desesperar pensando que nuestros esfuerzos son vanos; los frutos de las semillas que en los corazones infantiles y las mentes juveniles depositamos; requieren por lo menos de todo un Ciclo Escolar, para desarrollarse, florecer y madurar.
Sigamos siendo incansables y generosos en el dar, las actividades escolares están a punto de terminar; aprovechemos el receso para recuperar energías, atender los asuntos familiares pendientes, para retornar, en su oportunidad, pletóricos de saludable alegría.
Nuestros campos de batalla son las escuelas; hemos dicho que no tenemos opciones; más que enfrentar y enseñar cómo solucionar la diversidad de problemas que se suscitan en nuestros salones.
A los docentes nos queda claro que los problemas o dificultades; no son otra cosa que oportunidades; la única manera de evolucionar; es que, a los retos y desafíos cotidianos, debemos, inteligente y oportunamente enfrentar.
El estancamiento o retroceso que provoca el descuido o negligencia; es una llamada de atención por nuestra autocomplacencia; siempre será mejor estar ejercitando la inteligencia con entusiasmo y diligencia.
Recuerdo una cita salomónica en Eclesiastés 9:10 “Todo lo que te viniere a la mano para realizar, hazlo con todas tus fuerzas y alegría; porque en el más allá, adonde todos vamos, no hay trabajos, ni ciencia, ni sabiduría”.
Hubo alguna vez alguien que, angustiado por sus problemas, ofreció un millón de pesos a cambio de que lo llevaran a un lugar donde encontrara la paz y tranquilidad para su corazón; y no faltó quien lo condujo al más cercano panteón.
Si el Ser Humano no sólo vive de pan y cada día tiene su propio afán; ¿no sería conveniente, seguir esforzándonos por nutrir nuestras almas, mentes y corazones, más que los ya abultados vientres?
El filósofo Emmanuel Kant decía que la inclinación a la comodidad; es el peor de los males de la humanidad; y recomendaba a padres y docentes, como algo de vital importancia: enseñar al Ser humano, a trabajar y colaborar, con disciplina y prestancia, desde la primera infancia.
Que sigan siendo tus obras, el nítido reflejo de la nobleza y belleza de tu corazón; para que tus alumnos y compañeros, obtengan de tu ejemplo, la luz e inspiración..
*IR