Que la muerte no nos alcance sin haber hecho lo suficiente

Opinion

1.- La vida es la lucha. En donde quiera que nos encontremos, luchar por transformar la realidad es un desafío cotidiano. Alcanzar el objetivo de una sociedad de justicia y de igualdad, de libertad y fraternidad, es tarea colectiva que reclama el esfuerzo y dedicación individual consciente, militante y comprometida. Nadie hará las tareas que a cada quien corresponde llevar a cabo. Es verdad que nadie es imprescindible cuando se construyen organizaciones democráticas, pero cada ausencia significa una pérdida irremplazable a la hora de las tareas. Ser conscientes de la posibilidad de no ver realizados los sueños y aspiraciones de una revolución por la que luchamos, nos obliga a redoblar esfuerzos para no dejar a las generaciones siguientes una pesada carga sino un ejemplo de atreverse a luchar aún en medio de las difíciles condiciones para no perecer en el intento.  

2.- Historias de muertes y desapariciones sin fin. Al morir Luis Echeverría Álvarez a los 100 años de edad, luego de haber sido llevado a juicio en 2004 en dos averiguaciones por el delito de genocidio por las masacres estudiantiles de 1968 y 1971 y arraigado en su domicilio, logró permanecer en la impunidad al contar con el respaldo de instituciones que le concedieron el amparo para permanecer en libertad y tratar de que sus crímenes prescribieran sin lograrlo, por lo que sigue abierto el proceso iniciado por los sobrevivientes del 2 de octubre de 1968 por el genocidio cometido por el Ejército bajo sus órdenes de él y de Díaz Ordaz. Las desapariciones de cientos de personas durante la así llamada guerra sucia y en realidad de terrorismo de Estado, durante su mandato presidencial de 1970 al 76, se documentaron ampliamente y se denunciaron en el Informe histórico de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, al igual que el Halconazo del 10 de junio de 1971 en contra del movimiento estudiantil, obteniendo una condena social de repudio a su papel pero sin lograr que pagara con cárcel sus crímenes cometidos.

3.- Nos quedamos con las imágenes poderosas de las madres de los desaparecidos enfrentando públicamente a Luis Echeverría para exigirle cuentas sobre sus hijos, como lo hizo Rosario Ibarra de Piedra cuando menos en 37 ocasiones.

4.- La muerte de Echeverría es significativa de lo que ocurre actualmente en México, donde la impunidad prevalece sobre la verdad y la justicia. Ni venganza ni odio mueven a las víctimas, solo saber lo ocurrido y lograr la verdad, no la reconciliación con los que cometieron toda clase de violaciones graves a los derechos humanos, como los torturadores, asesinos y criminales que abusando de su poder desaparecieron y ejecutaron extrajudicialmente a presos y perseguidos políticos. A pesar de que existen 54 investigaciones que incriminan a los altos mandos del Ejército que tuvieron a su cargo distintas tareas para borrar las pruebas del crimen y recoger los cuerpos de las víctimas, no se han reabierto por parte de la Fiscalía General de la República. Por ello, el Comité 68 Pro Libertades Democráticas insiste en lograr el acceso pleno a la justicia, la reparación del daño y la garantía de no repetición, la extinción de dominio de los cuantiosos bienes de Luis Echeverría para que sean aplicados a la reparación del daño y en favor de sus víctimas, porque no hay olvido ni perdón, ni reconciliación con los que ordenaron y ejecutaron estos crímenes de lesa humanidad.

5.- Sacar las lecciones de un período histórico que no se ha ido del todo es necesario a la luz de las contradicciones políticas actuales. El proceso de militarización de la seguridad pública y los afanes de reconciliar a las víctimas con los militares que cometieron toda clase de crímenes, como la que plantearon en el Campo Militar Número Uno, únicamente puede llevar a un descrédito de las instancias que se han creado para investigar y sancionar históricamente los crímenes cometidos por el Estado mexicano durante las décadas pasadas. El sentimiento de sentirse traicionados los colectivos de familiares, como lo han expresado los padres y madres de los 43 de Ayotzinapa y las víctimas de desaparición desde los años 70s hasta la actualidad, no debe ser minimizado por el poder a la hora de las definiciones. No bastan promesas para desmontar todo el aparato institucional que permite que la impunidad se mantenga y reproduzca una y otra vez.

6.- El reclamo expresado por los colectivos de familiares e integrantes del Consejo Ciudadano de la Comisión de Búsqueda en Morelos, en contra de una iniciativa de ley sin participación de ellas y ellos, debe ser atendido y no descalificado por quienes tienen la obligación de legislar precisamente para atender y resolver las necesidades que se tienen de buscar y localizar con vida a más de 100 mil personas en todo el país y varios miles en Morelos.

7.- Un pueblo consciente ni se rinde, ni se vende. Saludamos las luchas que se llevan a cabo en defensa de los derechos laborales y sindicales que se han expresado en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua en Jiutepec, donde el SITIMTA lucha contra su desaparición al incorporarlo al aparato burocrático de la CONAGUA; en la empresa vidriera de Saint Gobain en Cuautla donde se obtuvo el voto de 804 trabajadores contra 700 para rechazar el Contrato Colectivo del sindicato charro de la CTC; en el Colegio de Bachilleres donde se moviliza el sindicato independiente para no ser excluido de su derecho a plazas e incremento de horas asignadas; en el Instituto de la Educación Básica donde continúan las movilizaciones de maestras y maestras de inglés que no han recibido casi un año del pago de sus salarios y la asignación de plazas; así como la huelga por más de 2 años del SUTNOTIMEX; la heroica resistencia del SME durante más de 12 años hasta lograr la recuperación de sus fuentes de trabajo o del Sindicato de Telefonistas en defensa de sus jubilaciones. Porque amamos, luchamos.

*IR