La divina invulnerabilidad de la maternidad

La misión docente

Según el mito griego, que todo docente está obligado a conocer; la diosa Tetis, era anhelada por Zeus y Poseidón; pero desistieron de su empeño y la cedieron a Peleo; cuando se celebró la boda, se olvidaron las culpas y perdones; y todos los dioses asistentes, se lucieron ofreciendo diversos dones.

Tetis queda embaraza y a los nueve meses da a luz a su hijo Aquiles; el famoso héroe de la Ilíada; siendo bebé, lo somete al fuego sagrado, donde queda inmortalizado, excepto el talón donde fue sujetado.

Toda madre, al tener un alumbramiento; no piensa en que el fruto de su vientre puede morir; toda su esperanza se finca en alimentarlo, protegerlo y garantizarle un venturoso porvenir.

Los Maestros, deben enseñar a sus alumnas y a sus madres de familia; lo que la ciencia confirma, sobre la invulnerabilidad de la maternidad; siempre será garantía de mayor seguridad y bienestar; dar a luz un hijo de manera natural y en seguida, amorosamente, amamantar.

Todas las mujeres, por el hecho de serlo, son hermosas; pero cuando deciden concebir un hijo; se transforman, por su don de la fertilidad, en auténticas y admirables diosas.

Siempre habrá excepciones que confirmen las reglas generales; pero se había vuelto un jugoso negocio los partos por cirugía o también llamados, antinaturales.

Actualmente, y derivado de los múltiples trastornos que provocan a la niñez, los partos por cesárea y la disminución de amamantar a los bebés, con leche materna; las Instituciones de seguridad social, están haciendo notar y corrigiendo los desvíos cometidos, por la humana ambición y estupidez.

Los docentes conscientes deben alertar y orientar a las futuras madres, el como garantizar a sus hijos; una vida plena y saludable.

Los partos naturales, de los cuales, la mayoría de los adultos fuimos beneficiados; permiten la adaptación de la regulación respiratoria, y la invulnerabilidad contra diversos patógenos; gracias a la exposición de las bacterias existentes en el canal vaginal materno, en el proceso de alumbramiento.

Las Madres saben, que tener hijos saludables no sólo les ahorra dinero, sino que es fuente de estabilidad y contento.

El parto natural permite a madre e hijo que se recuperen pronto y se mantengan unidos para continuar con su conexión diaria; se evita el rompimiento brusco del vínculo, cuando el alumbramiento es por cesárea.

De hecho, todas las mujeres están diseñadas de tal manera, que puedan tener sus partos o alumbramientos naturales; en el proceso, se liberan hormonas del buen humor, las ya conocidas y disfrutadas por todos los mortales; se estimula, además, de manera automática la producción de la leche materna en abundancia; y su fluir generoso, garantiza la venturosa lactancia.

Con la lactancia natural se da continuidad a la inmunización iniciada en el alumbramiento; los anticuerpos continúan multiplicándose y fortaleciéndose para entrar en combate cuando sean requeridos, contra las bacterias y virus.

Para nadie es un secreto que la leche materna posee todos los requerimientos nutricionales que necesita el bebé en sus primeros dos años; para desarrollarse sin el más mínimo daño.

Suficientes vitaminas, grasas y proteínas; todo regulado y equilibrado por la gracia divina; es toda una admirable proeza de la Madre Naturaleza.

No sólo se evita la desnutrición, el estreñimiento o la obesidad del bebé; sino que además de mantenerlo saludable y satisfecho; la Madre, regresa a su peso normal, evita caer en depresión y padecer el cáncer de pecho.

Si la naturaleza se encarga de proporcionar los requerimientos necesarios e indispensables para el desarrollo y crecimiento corporal de un nuevo Ser; es indispensable también que la madre brinde los nutrientes emocionales, que le permitirán enfrentar con éxito futuras adversidades.

Sin duda el mejor blindaje contra conductas de riesgo: adicciones, depresiones o inclinaciones a la violencia o al suicidio; será siempre el amor, la protección, la buena crianza; evitar en el hogar y en la escuela, todo aquello que constituyan deplorables castigos o martirios.

Tener un hijo en la actualidad, es un acto de heroísmo, de amor y valentía ejemplar; ya hemos dicho que todos, y en especial los docentes, estamos obligados a colaborar, en su desarrollo saludable e integral.

Todos anhelamos una sociedad pacífica, saludable y justa; donde se practique el respeto y la fraternidad; redoblemos el paso y sigamos trabajando por una mejor humanidad.

*IR