Olga del Carmen

A media palabra

En fecha 22 de octubre de 2003, precisamente en el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz de la Ciudad de México, la entonces señora Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga del Carmen Sánchez Cordero de García Villegas, pronunció las siguientes palabras; esto, con motivo de cumplirse cincuenta años de pertenecer la mujer políticamente a la Nación:

“Que se oiga fuerte y que se escuche lejos: Hace apenas cincuenta años que las mujeres de este país cobramos plena existencia ciudadana, al conquistar una de las más grandes e importantes prerrogativas: el derecho al voto.”

“Hace cincuenta años, las mujeres de este país logramos –las casadas a la edad de 18 y las solteras a los 21 años– la posibilidad de pertenecer políticamente a la Nación. Con ello, las mujeres pasamos a formar parte no solo del padrón electoral que define a quienes, potencialmente, tienen la oportunidad en cada proceso de elegir a los candidatos a puestos de elección popular; sino de ese sector que desde los griegos era muy reducido, exclusivo, cerrado, inaccesible: el terreno de la democracia.”

“Hace cincuenta años, ser ciudadana en México no representaba en términos cotidianos un beneficio cabal; pero las mujeres que fueron asumiendo esa condición de ciudadanas le fueron demostrando a la historia que algún día, quizá este día, la conquista de la ciudadanía para las mujeres se iba a convertir en tema de primer orden.”

“Hace 50 años ganamos la oportunidad de que la sociedad prestara oídos a una sola de nuestras decisiones: el voto; y con esa sola posibilidad, las mujeres de entonces, como las de ahora, adquirimos conciencia de que todas nuestras decisiones pueden trasladarse al ámbito de lo político, mediante el ejercicio del sufragio.”

“Porque al hacernos ciudadanas, las mujeres adquirimos no solo el derecho de votar en las elecciones, sino el de poder “ser votadas para todos los cargos de elección popular y nombradas para cualquier otro empleo o comisión”, como señala nuestra Constitución. Al reconocerse jurídicamente nuestra condición de ciudadanas, las mexicanas sumamos la prerrogativa de asociarnos para tratar los asuntos políticos del país, la posibilidad no solo de ir a las urnas a elegir, sino la de agruparnos para tratar los asuntos que nos conciernen.”

“Alcanzar la ciudadanía, fue y es un logro. Pero una cosa ha sido tener el derecho y otra muy diferente ganarse el status de ciudadanas. Ese nos los hemos ganado las mujeres de hoy, al amparo de una lucha intensa de muchas otras mujeres que nos precedieron y que, de muy diversas maneras, fueron abriendo primero una brecha que hoy ya es todo un camino: el de la participación política de la mujer en las decisiones nacionales.”

“Muchas mujeres, miles, millones de mujeres, desde las más diversas posiciones, algunas desde los más elevados cargos públicos otras desde el anonimato de la vida cotidiana, hemos logrado mucho, en el arte, la academia, los deportes, la ciencia, en lo político, lo social, lo jurídico. Porque hemos entendido que ser mujer no significa discriminación, ni minusvalía, ni merma de capacidades. Porque hemos entendido que la situación de la mujer no es destino, ni depende de otros, sino que está en nosotras, en cada una. Reformas legislativas, políticas públicas, sentencias, obra escrita, pinturas, esculturas, records, premios nacionales e internacionales, son la evidencia para quien quiera comprobarlo.”

“Sin dejar de señalar esto, debemos también reconocer que muchos de los avances en materia de participación política, de regulación jurídica, de no discriminación, de igualdad, han sido impulsados desde los espacios públicos por las mujeres, sí, pero también por hombres que, sensibles a su momento histórico, han entendido la trascendencia de generar mejores condiciones de equidad.”

“Y algo que resulta aún más significativo es la conciencia, que no solo nosotras, sino la sociedad entera, hemos cobrado sobre la importancia de esa participación. Con conciencia de que ello genera equidad. Con la conciencia de saber que el mundo de mañana, como el de hoy, necesitan del espíritu femenino para hacer alianzas y sellar vínculos que mejoren nuestra humanidad.”

“Por eso estamos reunidas aquí, en el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz, por el significado que tiene la décima musa, la “fénix de América” para nosotras, por la talla intelectual, por la grandeza que nos inspira a celebrar que, con la reforma constitucional que hoy conmemoramos, se nos dio la posibilidad de acceder al poder, a las oportunidades que ella –y muchas– nunca tuvieron. Porque hoy, precisamente, esa posibilidad es centro del debate nacional, pues se dice que las mujeres queremos el poder. Hoy confirmamos esa hipótesis. SI QUEREMOS EL PODER.”

Pero no queremos el poder para mandar arbitrariamente, sino para ser, como lo somos en la vida diaria, solidarias; no para imponer, sino para dialogar, para mediar, como tratamos de hacerlo siempre; no para manipular, sino para compartir equilibradamente. Pero sobre todo esto, queremos el poder para unir, para unirnos en la diversidad. Porque por muchos años las mujeres hemos sido excluidas, explotadas, sometidas, manipuladas, esclavizadas, olvidadas.”

“Hoy llamamos a nuestra sociedad a quitar de en medio a quienes esparcen el germen del miedo, el rumor, la calumnia y la descalificación para acallar nuestras voces. Hacemos un llamado para hacer de esta celebración el inicio de una agenda más amplia, más incluyente, que nos lleve a un Gran Pacto Nacional que impulse los acuerdos y consensos necesarios para garantizar un mejor nivel de vida para las mexicanas, mayores espacios en todas las áreas de decisión, equidad en el acceso a todas las oportunidades, moralizar la política, abatir la pobreza, la desigualdad y la discriminación social.”

“Destacamos, de una vez por todas, que no nacimos a la ciudadanía hoy, sino que ya tenemos 50 años en el esfuerzo de hacer entender a todos que las mujeres somos ciudadanas y protagonistas de la historia.”

“Que se oiga fuerte y que se escuche lejos: ¡Nunca más una cultura que menosprecie, ironice o se burle de la participación de las mujeres! ¡Nunca más varones incapaces de respetar e impulsar el talento femenino o mujeres incapaces de ser solidarias entre sí! ¡ Nunca más una democracia incompleta, amputada de la participación femenina, sin la mitad de la sociedad.”

Pues bien, he reproducido parcialmente, dicho discurso, porque su contenido denota igualdad en donde las mujeres arrastraban los rezagos de su ancestral discriminación, y porque hoy día, la mujer tiene en la ley y debe tener en los hechos las mismas oportunidades que el hombre. Las mujeres poseen un coeficiente intelectual muy alto y la nueva política no permite ya el debate biologista sobre las diferencias.

Porque además, cubren perfectamente bien el espacio más agradable del hombre, la vida, sin ellas, no se realizarían nuestros sueños, ni nada.

*IR