El poder legislativo en Morelos es una carga enorme para el estado que no ha sido hasta el día de hoy eficiente en la tarea que le toca desempeñar, sino al contrario. Las diferencias internas han sido un factor de aletargamiento en el funcionamiento de uno de los poderes del estado, que sumado a la inoperatividad de los otros dos poderes hacen que Morelos esté en una situación de orfandad institucional.
El congreso morelense dejó de existir a partir de que los diputados decidieron que sus diferencias y sus intereses personales eran más importantes que los intereses generales de quienes votaron para que ellos para que estén como representantes populares en uno de los poderes del estado. El interés general es lo de menos, sus mezquindades son lo más importante y por ello dejaron de lado la política como instrumento para dirimir sus diferencias.
La forma de cómo está organizado el Congreso en Morelos permite que el presidente de la mesa directiva sea como un mandamás en el legislativo y eso permita que se sienta como el jefe de todos los y las legisladoras, que tienen que someterse a su voluntad, por ejemplo, en el tema de los recursos económicos. Es verdaderamente absurdo que un solo diputado decida de manera unilateral si despide al personal de los diputados o si les quiere retardar sus prerrogativas o incluso eliminarlas. Hasta el día de hoy a ninguno se le ha ocurrido que el reglamento tiene que actualizarse y evolucionar para que sean las fracciones parlamentarias quienes determinen cómo utilizar los recursos que deben ser asignadas a las mismas, para tener libertad de decidir sobre las prerrogativas de sus diputados(as). Porque de continuar como están, cualquier presidente de la mesa directiva podrá determinar en el momento que quiera y de acuerdo con los intereses del grupo al que pertenezca, si autoriza a correr personal o si le elimina prerrogativas a cualquier legislador solo por el hecho de que el reglamento así lo estipula, como hasta hoy ha ocurrido Esto, por supuesto, es crear a un diputado presidente con supra facultades que lo ponen por encima de cualquier otro legislador. Por ello es necesario que se reformen de manera urgente el reglamento interior del congreso.
Este tema que comento es decisivo porque en esta y en las anteriores legislaturas, ese hecho ha provocado exabruptos de quienes son nombrados como presidentes en turno. No tienen porque, los presidentes de mesa directiva, portarse como presidentes municipales que ningunean a sus cabildos a su antojo y por meros intereses de grupo, que no tienen absolutamente nada que ver con el mandato ciudadano por el que fueron electos.
El ejecutivo realizó cambios en el gabinete que al parecer repercutirán en un cambio de estrategia política, si es que la había antes de dichos cambios, porque están convocando al legislativo a platicar y tratar de ponerse de acuerdo para intentar darle otro rumbo al estado. Los cambios en la jefatura de gabinete y en gobernación al parecer comienzan a dar la esperanza de que se pondránal frente de su responsabilidad para intentar dialogar y generar acuerdos con el legislativo. Cuando menos es gratificante ver que ya convocan para hacer política algo que nunca había ocurrido en esta administración
La expectativa que se abre con la convocatoria del ejecutivo para entablar diálogo es amplia y esperemos que sea para bien del estado. Hacerlo es una necesidad añeja, pero con los que se fueron no era posible porque no entendieron jamás que el papel de dirigir un estado implica tener actitudes más allá de su arrogancia que siempre demostraron. Sumando arrogancia con ignorancia tenemos una ecuación peligrosa para cualquier gobierno, por ello hoy que se retoma el quehacer político para resolver diferencias entre el ejecutivo y el legislativo de Morelos, se reconoce que alguien debe responsabilizarse de dar dirección y garantizar el orden público en el estado. Sin lanzar campanas al vuelo, esperemos que dicha acción sea en favor de todos y los resultados sean positivos, que el congreso retome sus obligaciones y el ejecutivo garantice el funcionamiento de la administración para bien del estado. Es necesario y urgente que la política funcione y que esta sea entendida como un instrumento de bienestar general y no como algo para saciar ambiciones e intereses particulares.
*IR