Mientras marchábamos el pasado primero de mayo, sobre la avenida Plan de Ayala; evocando a los mártires de Chicago y a todos aquellos compañeros trabajadores que por democracia sindical y mejores condiciones laborales, su patrimonio, su libertad e incluso su vida han sacrificado; reflexionábamos sobre los tiempos turbulentos que experimentar nos han tocado.
Y como trabajadores de la educación; el tema se prestó para la reflexión; se mencionó que la violencia externa, sólo refleja la frustración y la ira interna; si realmente queremos disminuir las enfermedades, las adicciones y los vicios; necesitamos modificar nuestras sedentarias costumbres y detener nuestros compulsivos hábitos alimenticios.
Si queremos evitar más violencia y la multiplicación de difuntos; es indispensable que trabajemos a favor de la paz todos, coordinados y juntos.
Ya existe suficiente información para encontrar a los problemas que enfrentamos una solución; quizá lo que ha faltado, es que esas ideas y pensamientos, los bajemos y transformemos en saludables emociones y nobles sentimientos que se aniden en el corazón.
Se habló sobre lo pertinente de dejar de señalar en los demás sus defectos; porque la crítica o el reproche, no producen los deseados efectos; es mucho mejor visualizar al otro con amor, porque los demás son espejos; donde podemos apreciar nuestros reflejos.
Hubo quien dijo que no es lo dicho anteriormente del todo cierto; porque existen seres que parecieran empeñarse en ofrecernos lo peor de sus extraviadas existencias; y en ellos era imposible poder apreciar el reflejo de los esfuerzos por despertar nuestras conciencias.
Se concluyó que más allá del grado de evolución de cada Ser; no tiene sentido ni razón presionarlos o exigirles que modifiquen sus conductas, porque solitos lo harán, cuando tomen conciencia de su equivocado proceder.
La situación es un tanto complicada; antaño se planeaba toda actividad, antes de ser realizada; en la actualidad, dejamos de habitar nuestro territorio tangible y real; y preferimos transitar por senderos de realidad virtual.
Estamos haciendo a un lado la observación y la contemplación; que nos permiten la reflexión; y optamos por la salida fácil, por la fugaz y artificial satisfacción.
El avasallante adelanto de la tecnología cibernética no perdona; todo lo cosifica, está haciendo polvo la esencia vital de nuestra persona; los padres y maestros debemos, junto con los niños y adolescentes, encontrar una solución para detener esta nociva adicción; una salida es rescatar los espacios deportivos y llevar a cabo eventos de sana recreación.
El último tema abordado fue sobre el potencial infinito de nuestro pueblo para trascender sus limitaciones; se habló de rescatar nuestros valores, de recuperar el honor de nuestros ancestros; nuestro país merece resplandecer como una de las mejores naciones.
Se mencionó que cuando las cúpulas decretan los cambios educativos; sin involucrar a las comunidades educativas; los resultados no son claros ni efectivos; los grandes desafíos escolares sólo pueden ser abordados y solucionados en colaboración mutua; cada salón de clase representa una diversidad de universos; y ello exige la planeación, coordinación y ejecución de colectivos esfuerzos.
Está comprobado que la reproducción de una enseñanza autoritaria y tradicionalista; da como resultado generaciones pasivas, conformistas, apáticas y consumistas.
Pero lo más lamentable que puede ocurrir en la escuela es que los docentes inconscientes; sigan excediéndose en aplicar un autoritarismo sustentado en el dominio de los más débiles; sembrando en sus corazones emociones negativas que con el tiempo se transforman en resentimientos que afloran en violencia inusitada; y sin darnos cuenta, abonamos y perpetuamos la amarga encrucijada.
Por ello es preciso, necesario e indispensable para todo educador; siempre tener presente que la vida emocional de todo Ser Humano se nutre de Amor; es el Amor, la fuerza poderosa que apacigua el tormentoso caudal de emociones, que agita el temperamento en determinadas ocasiones; es el Amor, con su bondadosa y luminosa presencia; quien forma la personalidad, modela el carácter y brinda fortaleza ante las vicisitudes de la existencia.
Todo estudiante tiene derecho a desarrollar su potencial y libertad interior; y necesariamente, para lograrlo, requiere del apoyo de su amoroso, informado e iluminado profesor; el salón de clase es como un jardín no cultivado; el docente consciente hará el papel del sol y la lluvia, y del agricultor; para transformar dicho espacio, en un jardín floreciente y perfumado.
*IR