Fanáticos, estúpidos, enajenados, enfermos…

Filosofemas

“Sólo hay dos cosas infinitas en el mundo: el Universo y la estupidez humana… Y del universo no estoy tan seguro”.  Albert Einstein.

Querétaro es una entidad con muchas hermosuras históricas y culturales. He estado más de una vez ahí. Hice el recorrido que ofrecen unos actores, por algunas calles, rememorando acontecimientos de épocas pasadas, acontecimientos históricos, revolucionarios o románticos.

Por todo eso y más, lamento mucho la trágica bronca masiva generada por rufianes enfermos que han guardado rencores y odios irracionales. Y lamento también las declaraciones de los eminentes gobernadores de Jal. yQro. Mentirosos. Somos, ahorita, una vergüenza a nivel mundial.

En el ´85 hubo un pleito trágico (8 muertos) a la salida del partido entre Pumas y América. Por cierto, las porras del América, Cruz Azul y Atlante eran vistas como broncudas donde quiera que se paraban. Llegaban con la espada desenvainada y, como buenos chilangos (perdón por mis carísimos amigos y parientes), veían con el rabillo del ojo a todos los fans de los equipos de la provincia.

Otro pleito gigantesco ocurrió en Irapuato contra la porra del Zacatepec. Los de la porra cañera llegaron a su pueblo, golpeados, desvelados y asustados.

Así que esta conducta del sábado pasado no es nueva ni ha sido espontánea. Ha sido provocada por el poder de los medios de comunicación que exageran la nota para provocar, para encender los ánimos.

Andrés Escobar, futbolista de Colombia, cometió un error en un mundial. Fue asesinado en un Bar.

Fernando Marcos, un cronista célebre, dijo públicamente, a propósito de un partido entre México y Honduras (en Tegucigalpa): “les vamos a mostrar que ellos, los hondureños, juegan con pelota cuadrada”. No fue lejos por la respuesta, otro enajenado cronista hondureño respondió en los mismos términos.

¿Qué ocurrió después? Cuando la selección mexicana llegó a Honduras fue recibida con insultos de todas clases. Fueron agredidos en el Hotel donde se hospedaron, no los dejaron dormir por el escándalo que se hizo a las afueras… en fin. Recuerdo que el único que se enfrentó a la porra agresiva en las puertas del hotel, fue Tomás Boy quien se regresó a confrontarlos. Afortunadamente, la prudencia cupo y Raúl Cárdenas, tomándolo de los hombros, lo regresó a su habitación.

En otra eliminatoria para otro mundial, nuestra selección fue a El Salvador. Ganó. ¿Qué pasó? Que no pudo salir del estadio durante más de 5 horas hasta que la policía se apiadó de ellos y dispersó a los fanáticos encabronados por la derrota.

Alguna vez -y también a causa de un partido de futbol- estuvieron a punto de una guerra fratricida los países hermanos de El Salvador y Honduras. Una jovencita murió, dicen, de tristeza, porque su equipo -El Salvador- había perdido con Honduras. Ahora estaban a la espera del pago de la visita. Fue sepultada con la bandera nacional y la gente hizo toda una procesión en el trayecto al cementerio.

Hemos dicho reiterativamente que el Fanatismo, así, con mayúscula, no es específicamente religioso, es Cultural. Es decir, o sea… abarca actitudes nacionalistas, chauvinistas, deportivas, relativas a la etnia, al color de piel, a la clase social. Es una conducta enferma. Esta masa informe y deforme es capaz de todo, hasta de matar, por cualquier estupidez, no importa el pretexto.

Nuestro escritor Joaquín Fernández de Lizardi -El Periquillo Sarniento”- narra en un periódico de la época que un sacerdote llevaba la comunión a los enfermos por una calle de la Cd. de México. Los monaguillos cargaban el incensario y hacían sonar la campanilla para llamar la atención. Todos se descubrían la cabeza y se hincaban mostrando su devoción.

Pero, ¡oh, qué barbaridad! Un comerciante de origen extranjero parado en la puerta de su negocio, no quiso hacerlo. Un individuo le exigió que se postrara y como se negó, le asestó un par de puñaladas matándolo en el acto.

Las huestes de Gilberto Lozano gritaban en el zócalo de la Ciudad: ¡Viva la Virgen de Guadalupe! a los periodistas que se atrevían a cuestionarlas al mismo tiempo que les mentaban su santa madre. Lozano mismo dijo en el desfile de automóviles que hizo en Nuevo León: “Esta es una marcha bendecida por Dios”. Seguramente ya está pensando en contratar a toda esta bola de pendejos y agresivos queretanos.

¿Encuentra usted algún paralelismo?

El Fanatismo cierra, obnubila las mentes, enajena, estupidiza, enferma. Observen la mirada de quienes manifiestan resentimientos mal digeridos y rencores peor asimilados. Mirada encendida y desorbitada, labios apretados, manos con movimientos inconexos. Los nazis de Hitler, los fascistas de Mussolini y Franco, los valientotes soldados de Pinochet y Videla son ejemplos claros.

 

     La estupidez es una amenaza, esperamos que no sea contagiosa, podría convertirse en pandemia. ¿Cómo combatir esta masiva enajenación?

*IR