Mitos y hechos
DE RELLENO. La reciente conformación de las comisiones en la Cámara de Diputados federal ha dejado un sabor agridulce en el panorama político morelense. Tras varias legislaturas en las que nuestros representantes lograron posicionarse al frente de comisiones clave, en esta ocasión el resultado es desalentador: ningún diputado federal morelense ha logrado hacerse con la presidencia de alguna de las tareas principales en San Lázaro. Este hecho no solo pone de manifiesto la escasa influencia de nuestros representantes, sino que también refleja una preocupante realidad sobre la calidad de nuestra representación política. Es un hecho que la política tiene sus altibajos, y que el contexto nacional influye en la capacidad de los legisladores para desempeñarse en roles significativos. Sin embargo, la ausencia de diputados morelenses en posiciones de liderazgo es un claro indicativo de que algo no está funcionando como debería. La representación política no se mide únicamente por la cantidad de escaños ganados, sino también por la capacidad de influir en la agenda legislativa y en la toma de decisiones que afectan a nuestras comunidades. Uno de los casos más emblemáticos es el de Cuauhtémoc Blanco, ex gobernador de Morelos, quien ahora se encuentra en la lista de la comisión del deporte. Sin embargo, su presencia allí no significa que esté liderando o marcando la pauta en la materia; más bien, se convierte en uno más en un espacio donde la relevancia y la influencia son escasas. Este fenómeno no se limita a Blanco, sino que se extiende a la mayoría de los diputados morelenses, quienes parecen haber quedado relegados a un papel de "relleno" en el contexto nacional.
SAQUEO TOTAL. Alan Dupré, secretario de Desarrollo Sustentable, ha puesto en evidencia una de las crisis más alarmantes que enfrenta el Fideicomiso Lago de Tequesquitengo. Con apenas 58 mil pesos disponibles de un presupuesto anual de 20 millones, la situación es, sin lugar a dudas, insostenible. Dividir esa escuálida cantidad en cinco cuentas bancarias solo subraya la fragilidad de un sistema que debería estar destinado a la preservación y desarrollo de uno de los cuerpos de agua más emblemáticos de Morelos, pero que solo sirvió para alimentar los bolsillos de quienes formaron parte de la administración. De Cuauhtémoc Blanco. De acuerdo con documentos oficiales, la exsecretaria de administración del Gobierno de Morelos Sandra Anaya adquirió al Fideicomiso Lago de Tequesquitengo 4 lotes por 144,032.40 pesos en la zona del Club de Yates, con una superficie de 224.56 m2 cada uno; la entonces secretaria de Hacienda Mónica Boggio compró 6 lotes y Edgar Riou, primo del exgobernador Cuauhtémoc Blanco y pareja de Mónica Boggio, 3 lotes más. Esto último fue difundido por el periodista Eolo Pacheco.
REVISIÓN EN EL ALM. Los comerciantes del Mercado Adolfo López Mateos han alzado la voz, y con razón. Sus exigencias al gobierno estatal, encabezado por Margarita González Saravia, son claras y urgentes: primero, que las obras en la central de abasto de Cuernavaca se realicen con la calidad que merecen y en el menor tiempo posible; segundo, que se investigue la correcta aplicación de los 100 millones de pesos destinados a esta obra. Estas demandas no solo son legítimas, sino que reflejan una creciente preocupación por la transparencia y la eficacia en la gestión de recursos públicos. La calidad de las obras es un tema crítico, especialmente en un mercado que es el corazón de la economía local. Los comerciantes dependen de un espacio seguro y funcional para operar sus negocios, y no pueden permitirse que la infraestructura se convierta en un lastre. La exigencia de que las obras se realicen de manera eficiente y con estándares de calidad es un llamado a la responsabilidad por parte del gobierno, que debe garantizar que el dinero de los contribuyentes se invierta adecuadamente. El segundo punto de sus demandas, la investigación de la aplicación de los recursos, es igualmente crucial. Los 100 millones de pesos destinados a la central de abasto representan una cantidad significativa que, si no se maneja con transparencia, puede dar pie a irregularidades y corrupción. En un contexto donde la administración del ex gobernador Cuauhtémoc Blanco ha sido objeto de críticas por su falta de rendición de cuentas, es natural que los comerciantes exijan claridad sobre cómo se están utilizando esos fondos. La sombra de la opacidad en la gestión pública es un fantasma que persigue a Morelos, y es necesario que se tomen medidas para disiparlo.
MÁS DE 100. La alarmante cifra de 100 feminicidios en Morelos entre enero y octubre de este año, según reportes de colectivas feministas, es una condena a la inacción y un grito desesperado por justicia que no puede ser ignorado. Este panorama trágico exige respuestas inmediatas y efectivas por parte de las nuevas autoridades estatales. La violencia contra las mujeres no es solo un problema individual; es una crisis social que requiere un enfoque integral y proactivo. Es alentador que las colectivas feministas, que han estado en la primera línea de la lucha por los derechos de las mujeres, confíen en el trabajo de las nuevas autoridades. Esta confianza, sin embargo, no debe ser un cheque en blanco. Las expectativas son altas, y la sociedad morelense necesita ver acciones concretas que reflejen un compromiso genuino con la erradicación de la violencia de género y la protección de las mujeres. Las autoridades deben entender que la confianza se construye a través de resultados palpables, no solo palabras. La situación actual es insostenible. Cada feminicidio no solo representa una vida perdida, sino también un impacto devastador en las familias, las comunidades y la sociedad en su conjunto. Las nuevas autoridades tienen la responsabilidad de implementar políticas públicas que no solo prevengan la violencia, sino que también garanticen justicia para las víctimas y sus familias. Esto incluye la capacitación de las fuerzas policiales, la mejora de los procesos judiciales y la creación de espacios seguros para las mujeres.