A lo largo de la historia de la humanidad se dan hechos que al paso de tiempo pareciera que se repiten, si no de manera igual sí con cierto parecido, veamos, en la Biblia, que es el Libro de los Libros, contiene en el Éxodo, palabra que viene del griego, ex, fuera y odoos camino, que narra la forma de cómo Moisés guía a su pueblo para librarlo del abuso del faraón que los ha convertido en esclavos y en esa salida van dejando lo poco que tenían para buscar la libertad, esto en ahora en que nos encontramos en plena cuaresma, los habitantes de Ucrania, hacen el éxodo y se van a refugiar a los países cercanos en el afán de salvar la vida huyendo del asesino Vladimir Putin, gobernante del territorio ruso. Van más de quince días de asedio, de que mueren inocentes y esto ha hecho que los gobiernos de todos los pueblos del mundo reprueben esta conducta que por donde se le vea es una forma salvaje de matar a personas sólo por la búsqueda del poder y del dinero. Señalo, todos los países se hacen solidarios con Ucrania, sí todos, menos uno, México, que por el dicho del presidente, se declara una país pacifista, y palabras más o palabras menos, de acuerdo con López Obrador, que cada quien se rasque con sus uñas, y mientras pregona su afán de dar abrazos y no balazos, se sigue pelando ya no sólo con los periodistas, sino ahora con otros países y los llama de cuánto se le ocurre y como su léxico es muy limitado termina diciendo que todos son conservadores, neoliberales y corruptos. Genio y figura hasta la sepultura, dice el refrán, pero yo digo, hasta el final del sexenio. Si las comunidades europeas representadas por sus parlamentos, le están pidiendo al presidente, palabras más, palabras menos, que ya le baje, que se ponga a trabajar y no siga justificando sus fracasos con lo que sucedió en el pasado, y lo que ya llena al límite del paroxismo, que no se de bien a bien si es febril o senil, o de las dos cosas, que sin ningún rubor diga, “en México van cinco mil muertos y de ellos sólo cinco periodistas, según sus datos, porque en la realidad ya van siete, pero entonces, ¿qué es lo que quiere el señor? Que haya más locos de sus seguidores y salgan a asesinar a más periodistas, de esos a los que injuria, denosta, insulta, ofende y maltrata.
Lacayos le aplauden que se siga enemistando con países extranjeros que en sus gobiernos han dado cuenta de que México es el país donde el ejercicio o profesión de periodista es el más peligroso, ¡pero son poquitos!, ¡uno!, ¡uno que fuera! es un atentado a la libertad de expresión, de prensa, de información y de comunicación. Una situación como la que se observa en López Obrador, dicen los que saben, se califica como una olifrenia, que es un trastorno permanente de la personalidad, y el presidente cada día da muestras de un déficit de algunas funciones intelectuales, volitivas y afectivas. Su enojo y falta de voluntad por conciliarse o reconciliarse, primero consigo mismo y luego con los que llama sus adversarios en los que ve, a enemigos que le quieren dar un golpe de estado, debe ser preocupante y algunos de sus médicos, que los tiene, no deben caer en delito de omisión y lo deben atender, porque su malestar cada día es mayor. El señor presidente ve un México pacifista, en constante progreso, ¡vamos bien! Afirma, pero todo aquel que no es de Morena, y algunos morenistas que no son paleros ven un México Bárbaro, un México rojo, ensangrentado que está llevando a este gobierno a un Estado fallido, Michoacán, la tierra del Generalísimo José María Morelos y Pavón, que desde el Congreso de Chilpancingo, estado de Guerrero, dio la figura jurídica de la división de Poderes, y si somos analíticos, el Poder Legislativo debe estar por encima de las decisiones erróneas del Presidente, es el Poder del equilibrio y los contrapesos, y deben exigir, Congreso y Poder Judicial, al Presidente, que cumpla con lo que prometió en su toma de protesta, cumplir y hacer cumplir las leyes de la Constitución, se deje de seguir anclado en el pasado vele por la seguridad de todos los mexicanos, que no sigan apareciendo pueblos como Aguililla, donde a la luz del día se hacen ejecuciones de ciudadanos y el ejército y la Guardia nacional, llegan tres horas más tarde y los malandrines se dan el lujo hasta de “limpiar el lugar de los hechos” pueblos fantasmas como los de Zacatecas, las ejecuciones de Atlixco, en el estado de puebla, un lugar que era conocido por su floricultura, fruticultura, ganadería y piscicultura, además de lo hermoso de su clima, ahora, con la complacencia de Barbosa, su desgobernador, está en la nota roja; los muertos, los asesinatos, los actos criminales han opacado a los muertos de la pandemia y Cuernavaca, sigue durmiendo el sueño de los justos. HASTA LA PROXIMA.
*IR