Respetar Para Exigir

Respetar Para Exigir

La reciente tensión en el conflicto entre Rusia y Ucrania ha ocasionado la opinión de expertos y extraños; el común denominador de estas opiniones es quienes se pronuncian en pro de la no intervención del gobierno ruso en Ucrania, pues abogan por la autonomía de las naciones. 


Y sí, es cierto, en pleno siglo XXI, es imperativo abogar por el respeto a la autonomía y los derechos humanos, sin embargo, esta visión en general pareciera ser a conveniencia de los intereses personales; y es que, hagamos un análisis respecto a la forma de emitir nuestras opiniones. Pongamos un ejemplo claro.


Apenas esta semana, en Colombia, la Corte Constitucional aprobó la despenalización del aborto para las mujeres en dicho país, hasta la semana 24 de gestación, y si bien millones de mujeres celebraron el dictamen, de nuevo las opiniones de propios y extraños se hicieron presente. Personas identificadas al grupo de los “pro vida”, condenaban la decisión de la Corte Colombiana, pues bajo sus propios argumentos es violatorio de los derechos de los fetos; y si bien mi intención no es hacer crítica de sus pensamientos, es justamente este tipo de opiniones a las que me refiero cuando hablo de la defensa de autonomía a conveniencia personal. 


Seamos claros, la despenalización del aborto a las 24, 12 o 4 semanas como lo es en distintos puntos del planeta, no representa de ninguna manera una invitación constante al ejercicio de este, por el contrario, busca además de respetar la autonomía de decisión sobre sus cuerpos de las mujeres, promover sistemas de salud de calidad que eviten la muerte de mujeres de forma clandestina durante el proceso de la interrupción legal del embarazo. La despenalización de la interrupción legal del embarazo en Colombia, México o cualquier parte del mundo es la respuesta de los gobiernos a las enormes luchas feministas en búsqueda de la equidad y el respeto a los derechos humanos, incluyendo en ellos la autonomía de decisión. 


Y sí, en este espacio he hablado y hablare las ocasiones necesarias respecto del aborto, los derechos femeninos y nuestras luchas, porque más allá de las afinidades personales, es imperativo seguir promoviendo desde todas las trincheras el respeto por la decisión del otro, no solo cuando hablamos de conflictos armados entre naciones, si no también cuando hablamos de los semejantes. 


Es antiético por un lado exigir que se respete la autonomía de otros solo por representar un peligro internacional, y por el otro ser severos críticos de la libertad de otros, solo por no coincidir con nuestras ideologías. La riqueza de nuestra sociedad deberá radicar siempre en el respeto a los derechos y libertades de los otros, mientras sus acciones no nos afecten de manera personal. La decisión de interrumpir o no un embarazo corresponderá siempre, única y exclusivamente a la mujer gestante, el día que comprendamos y respetemos eso, estaremos en calidad de exigir a las naciones se respeten las unas a las otras.