En una de las novelas inmortales de Gabriel García Márquez, tiene el título de La Hojarasca; que ahora viene a colación porque como si fuera un símil, resulta que si la hojarasca son las hojas que caen de los árboles y a la acción del sol cuando se secan son fácilmente destrozadas bajo los pies de los hombres que sin miramiento las destruyen. La hojarasca de los campos, las montañas, los llanos y las selvas se identifican con los hombres porque son fácilmente inflamables, son fáciles de incendiar, pero la pregunta es, cuando se produce el incendio forestal, ¿quién es más culpable? El que prende la cerilla o el que sopla y aviva el fuego; México no sólo por la pandemia sino por el fuego de una pésima forma de manejar la política nacional se encuentra en graves problemas, cuando la cuerda se tensa más de lo necesario, ésta se rompe y estamos con que la liga no da para más, veamos por qué, se terminó enero, este primer mes del año registró el mayor número de asesinatos de periodistas que tienen como epitafio, “se llegará hasta las últimas consecuencias, y todos sabemos cuales son las últimas consecuencias, la impunidad y el olvido, estas acciones del México rojo que debiera ser para la reflexión, porque la actividad del periodismo se ha convertido en una de las profesiones más peligrosas y a la muerte de los colegas solamente se tienen las fingidas condolencias de la presidencia de la república, porque no hay ni voluntad, ni deseo de hacer justicia, porque si la hubiera desde la policía hasta las fiscalías y los que dicen que velan por el respeto de los derechos humanos, estarían en friega llevando a buen puerto las investigaciones y detenciones de quienes han victimado a hombres y mujeres que cumplen con la tarea de informar al pueblo lo que realmente est pasando en el país, pero en lugar de esto, Andrés Manuel López Obrador, en su calidad de ser el primer mandatario del país, el responsable del Poder Ejecutivo, en su conducta enfermiza llena de fobias arremete en contra de periodistas que día con día están en los micrófonos y pantallas del televisor, que publican sus columnas en la prensa escrita y con toda impunidad los califica de enemigos del régimen, de corruptos y chayoteros, hombres y mujeres que andan en la calle a la caza de la noticia y se vuelven fáciles blancos para quienes creen que eliminando a los hombres y mujeres de crítica y opinión le hacen un servicio al gobierno, pero le siguen soplando al fuego de manera perversa y en el entendido que si la injuria, el arrebato y la descalificación viene del hombre con la más alta investidura política de la nación, no pasa nada. Luego, menospreciar a los estudiantes del CIDE, (Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C., institución pública que forma investigadores y que, otra vez, AMLO en su afán de terminar con las instituciones que forman ciudadanos con juicio crítico, que con base social y científica señalan los errores del régimen y de golpe y porrazo les mandan a gente en la dirección de estas instituciones personajes que ya llevan la consigna de exterminar con todos aquellos que difieren con la actitud oficial y en esta conducta se refleja el contubernio que hay con los legisladores de Morena que sin ningún recato evidenciando su falta de ética y su doble moral, aprueban cuanto se les ordena “sin cambiar ni una coma”, y lo que no consideran es que los estudiantes de otras Universidades se están unificando en apoyo a sus compañeros que llevan meses sin trabajo escolar y sin recibir sus becas, lo que lleva a preguntar, ¿tan poca memoria se tiene en México? Así, con pocos luego se hicieron muchos y se terminó con la masacre del dos de octubre del 68, acaso se quiere que se vuelvan a llenar las calles y avenidas con las manifestaciones estudiantiles que son una fuerza que no se puede controlar con abrazos, ¡cuidado! El horno no está para boyas. La criminalidad va en aumento, ahora se matan en racimos, lo mismo se asesinan a hombres, mujeres y niños de uno y otro sexo, es la barbarie en todo su esplendor, no se reconoce la ineptitud y la impotencia de las fuerzas policiales, los fiscales son artículos decorativos muy caros, porque cobran muy bien y hacen muy poco, y como si le hiciera falta la cereza al pastel, la carestía de los artículos de primera necesidad, esos que van a la mesa de la familia, cada día están más caros que como en el caso del limón que ya se hizo artículo de lujo gracias a las recomendaciones del primer mandatario, lo cierto es que no hay dinero que alcance ya no digamos para medicinas sino para llenar la panza. Pero que le sigan soplando al fogón y que Dios nos cuide y ayude. HASTA LA PRÓXIMA.
*IR