Los archivos históricos son memoria documental y son garantes de información e identidad de las sociedades. La casa de la memoria histórica de México es el Archivo General de la Nación (AGN), situado en el Palacio de Lacumberri, una antigua prisión de presos políticos.
“El AGN es la institución encargada de conservar y difundir el patrimonio documental de la nación que da cuenta del desarrollo histórico de nuestro país y que aporta evidencias de los sucesos más trascendentales que han marcado nuestro andar como sociedad” . Nuestro acervo, custodia información desde el Virreinato de la Nueva España, el México independiente, el México contemporáneo, de Archivos privados y Acervos gráficos, que datan sus registros más antiguos de la tercera década del siglo XVI hasta la primera del siglo XXI.
Tener acceso a los documentos históricos, permite realmente ejercer el derecho ciudadano a la información pública. Y esta labor la constituyen los archivos nacionales o generales de todo el mundo, a través de un arduo trabajo que ha permitido a los investigadores, disponer de los documentos que ofrecen aspectos sociales, económicos, políticos o culturales de las sociedades, para la generación de conocimiento en diversas disciplinas, como la historia, la sociología y la antropología. Asimismo, ha permitido a la ciudadanía en general, fortalecer su identidad a través del acceso a su historia personal o comunitaria.
Hoy en día los archivos históricos siguen siendo esenciales para la defensa legal de los derechos de propiedad, en tierras, aguas o recursos naturales en defensa de los pueblos originarios. Los documentos históricos han servido como evidencia en procesos de justicia y reparación de daños para las personas que han sido víctimas de violaciones de derechos humanos por parte del Estado. Y a través de estos documentos, se ha podido reconstruir esos episodios vergonzosos de la historia nacional, con la finalidad de no olvidar y no volver a cometerlos.
Los archivos históricos son pilares de la memoria y el acceso a la información, fomentan la transparencia y la rendición de cuentas. Por lo tanto, preservarlos, promover su uso y garantizar su accesibilidad en los archivos o a través de medios digitales, permite construir una sociedad informada, justa y consiente de su pasado, presente y futuro. De esta manera, y citando al periodista Jacinto Munguía, se extiende la invitación “a los ciudadanos a acercarse a los archivos; al pasado como uno de sus derechos fundamentales: saber”.