La decisión del Senado

Política para mortales

Decía Jesús Reyes Heroles, que no se puede caminar hacia más democracia por caminos antidemocráticos y tenía razón. A pesar de la estructura partidista del partido, la base ideológica y académica que tenían en su espina dorsal, la formación de cuadro y figuras y el control político que tuvo el PRI en México, actos descuidados formaron pequeñas grietas que eventualmente derribaron el prominente muro que era el PRI. 
Morena es hoy, el partido más poderoso de México, gracias a que actos de gobiernos anteriores inclinaron la balanza hacia el otro rumbo de la brújula política, pero es curioso, pues se han adoptado rápidamente las malas prácticas que otros movimientos tardaron en tener, provocando una rápida descomposición en el partido y que por el hambre política de sus bases, nubla la posibilidad de llevar a cabo la transformación social que esperan concretar. 
Morena ha tomado, ha hecho en seis años de poder, las prácticas que al PRI le llevaron décadas pensar y un claro ejemplo es, la reelección de Rosario Ibarra Piedra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. 
Después de varios vergonzosos años frente a una comisión que nació con el noble propósito de ser un contra peso al poder que reprimía violentamente a la ciudadanía, Rosario Ibarra Piedra (hija de una importante luchadora social) había deshuesado a la comisión, siendo omisa contra denuncias hechas contra las fuerzas armadas y complaciente con el Presidente López Obrador. 
Hace unas cuantas semanas, el Senado tuvo nuevamente en sus manos, la responsabilidad de elegir a la titular de esa comisión, siendo mucho incluso para ellos, pensar en la reelección de Ibarra Piedra, los senadores de todas las fuerzas políticas se sentaron a escuchar a distintos perfiles que tenían la intención de alcanzar el consenso para ser nombradas por el Pleno. Ahí escucharon a distintos perfiles (incluida Rosario) y presentaron una lista de candidatas preparadas, pero antes de ser presentada a Pleno, fue incluida (casi como intrusa) Rosario, que fue el perfil peor evaluado de todas las candidatas de comparecer en comisiones. 
Era claro entonces, que había línea para que ella fuera reelecta. Sin embargo, varios senadores “aprueba todo” del bloque morenista, empezaron a tener dudas y divisiones sobre votar a favor del proyecto por primera vez dentro del periodo. La tensión creció rápidamente en el Legislativo y la atención pasó de estar concentrada en el Pleno, a centrarse en el bloque que por primera vez parecía mostrar fisuras.
El agresivo coordinador de Morena dijo incluso a los Senadores del grupo y aliados que mostraran su voto “pues no desconfiaba en ellos pero necesitaba asegurar los votos” y después de una maratónica sesión, fue aprobada la reelección, dejando en los espectadores seguramente una sorpresa por la división que pudo verse en el grupo, notarse en los senadores coraje por la imposición y en los seguidores del tema, una pregunta: ¿La línea vino de Palacio o de Chiapas?
 Si bien, no hay manera de comprobar que el presidente López Obrador haya intervenido en el proceso de elección, si hay elementos para pensar que lo hizo, pues después de hacer un contubernio durante todos sus sexenio, Obrador e Ibarra Piedra, construyeron una muy buena relación y si alguien podría proteger su trabajo mediocre, sólo podría ser el. 
 La teoría es doblemente peligrosa, porque significa que: a pesar de haber tomado protesta, para Claudia Sheinbaum -aunque no era de su elección- ha tomado el poder y, hoy Legislativo, no solamente se inclina ante la Presidenta, sino que se inclina ante el ex Presidente y eso es incorrecto.
La Presidenta, debe tomar el poder completo que el cargo le otorga, no solo por dignidad, sino por un compromiso con la Patria. De la misma manera, el Legislativo debe ocuparnos, porque nos mostró la semana pasada, que sus integrantes siguen eligiendo perfiles de manera pobremente política; es decir, mirando por sus intereses y obedeciendo líneas partidistas.
Esto me preocupa, porque será ese mismo Senado, el que dentro de poco, tendrá la responsabilidad de definir la lista de los que concursarán para ser jueces, ministros y magistrados. 
Hoy ese Senado, ha mostrado que no tiene la voluntad ni la madurez, para responder al gran compromiso que tiene con México.

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