El infierno en que vivían las internas del Centro de Readaptación Social femenil de Atlacholoaya bajo la “dirección” de Diana Inés Hernández Román llegó a su fin, con su remoción del cargo, después de las permanentes denuncias de abusos y graves señalamientos en su contra, los cuales fueron dados a conocer con valor por las propias internas y sus familiares.
Hernández Román y un grupo de incondicionales mantenían un régimen de terror entre las internas, de acuerdo a los señalamientos de las afectadas, lo cual había colocado al centro de “reinserción” como un foco rojo para las autoridades no solo por los riesgos de “accidentes” o de “suicidios”, sino por situaciones intolerables que colocaban a las internas al borde del motín, como única salida para que sus reclamos fueran escuchados.
El régimen de control de la ahora exdirectora del Cereso estaba cimentado en amenazas, golpizas y extorsiones. Pero hay más, porque las acusaciones incluyen la venta irregular de bienes, la exigencia de pagos por visitas familiares, la organización de fiestas con alcohol, y la presunta tolerancia a actividades ilícitas dentro del penal, como la prostitución y la venta de drogas.
Son las propias internas las que acusaron que Diana Inés Hernández Román era quien fomentaba este clima de vejaciones y violación de los más elementales derechos de las internas, pero las permanentes denuncias motivaron que este sábado se concretara la remoción de la ahora exdirectora.
Todavía no se ha emitido un comunicado oficial sobre los motivos específicos de la destitución, pero trascendió que esta decisión busca retomar el orden en el penal y garantizar los derechos humanos de las mujeres privadas de la libertad. De igual manera, aunque ya hay nueva directora del Cereso femenil, se desconoce su nombre.
Las desesperadas denuncias de las internas quedaron plasmadas en sendas cartas, en las que se narran hechos como los siguientes: “La directora Diana Inés Hernández Román y sus comandantas Alejandra, Mayra, Cipriana y Marcela, son un asco de personas, tratándonos injustamente, golpeándonos, nos mantienen incomunicadas, nos cobran por pasar a ver a nuestros familiares al Varonil, nos prostituyen, nos encierran cuando nos quejamos con los jueces”.
También figuran acusaciones como “Se hacen fiestas nocturnas con bebidas alcohólicas (…). Ella es quien cobra y nos vende, tiene el apoyo de su autogobierno, ellas también nos pegan y nos quitan nuestro dinero, el dinero que controlan ella y su gente. Por indicaciones de la directora, sus comandantes y ellas venden bebidas alcohólicas y droga”.
Familiares de las internas afirman que han tomado con regocijo la noticia de la caída de Diana Inés Hernández Román.