La bella del bosque durmiente

EMOC10NES

Una joven pareja, quienes llevan ya más de tres años de una muy divertida relación de besos y apapachos, han decidido unirse en feliz… concubinato. Si. Se saldrán de sus hogares (que conste que no dije alejarse) e iniciarán una aventura tan fascinante como estresante, compartiendo la renta de un departamento que cuenta con 72 m2 de construcción, dotado de un patio trasero que invita a la conquista, la pasarela, a la reflexión, y ha sido amueblado en un estilo minimalista que obedece más al presupuesto, que al fomento de la idea. El nido de pasión (que no de amor, al menos al principio) está ubicado en un barrio dócil en la frontera del último Oxxo de la colonia Bosques del terregal. Ella es una creadora de contenido y ha alcanzado el nivel de seguidores necesarios para monetizar al menos el cincuenta por ciento de sus dos proyectos de fomento al hedonismo a través de prácticas de resistencia pacífica a la participación social y la negación sistemática de la realidad comunitaria. Él es un flamante operador de distribución logística de capital humano que se comercializa en plataformas digitales, y en esta temporada de tendencias X2, sólo diremos que es un conductor de Uber.
A las pocas semanas de reconciliación de su última pelea, donde con tantas verdades estuvimos a punto de saber quién mató a Kenedy, tuvieron a bien encargar su primogénita criatura. Tuvieron la oportunidad de celebrar sus nupcias, pero no hubo presupuesto que alcanzara para tan trillado constructo social, cuando la demanda protocolaria exigía el obligatorio festejo de revelación del sexo (tan indispensable para la validación de una pareja ejemplar), además del baby shower. 
La bellísima y frágil sietemesina llegó a iluminar sus vidas y llenó la habitación con su enorme… cuna. Después de algún tiempo, se prometieron a sí mismos, que harían lo que humanamente estuviera en sus manos y a su alcance para conseguir los mejores… videos de Tik Tok con temas de “crianza” que les ayudaran a formar a una ciudadana que no se deja llevar por las doctrinas colonizadoras de las pusilánimes generaciones pasadas. 
Para celebrar su primera vuelta al sol y su bautizo (aunque a misa sólo iban en las bodas), sacaron un préstamo en una famosa tienda departamental, y crearon una lista con una minuciosa selección de invitados. Se invitó al protagonismo, al plástico y al buen vestir, quien tuviera seguidores para su amor presumir. De una manera muy sutil se hizo presente “la realidad” y cayó un aguacero que aún y cuando fue muy divertido saltar entre el lodazal, la última en divertirse fue la festejada. Pareciera que le hubiera caído una maldición por intentar evitar la maldad en su vida, y se profesó que un día moriría al tratar de colocar un botón con hilo y aguja. ¡No lo permitirá Dios! A partir de ese día, sus padres le prohibieron a la sociedad entera, que mostraran irrespeto frente a su rompible inocencia. Pelaron con los maestros que pedían cumplir con sus tareas y terminar las labores que iniciaban. Dejaron de hablarle a la abuela quien decía que al comer, debía respetar la mesa y dejar el celular. Contrataron las plataformas de streaming para que pudiera disfrutar de las series coreanas que educaban su intelecto y aportaban perspectiva, aunque los trastes en la cocina formaban ya casi un Jenga cada vez que un sartén era requerido. 
Así llegó a su adolescencia, evitando ser frustrada por palabras de amistades que no tenían compasión al mostrarle sus errores y darle consejos tan vanos como “deberás hacerte responsable”. Ella ya había superado tantos obstáculos por sí misma, como cuando dejó el pañal en segundo de primaria.
Y ese nefasto día llegó. Se encontró con la sorpresa de que un botón hacía falta en una blusa de Shein. Sus padres se apresuraron a buscar quien lo arreglara, y en Facebook encontraron a la costurera que le había arreglado el dobladillo de su vestido para la salida de sexto. Pero la chamaca ahí va de curiosa a ver como se realizaba tan silvestre artesanía y ¡sopas! Que se pincha la mano. Llamaron a una ambulancia que rápidamente cruzó las dos horas de tráfico por las manifestaciones de jueces y magistrados. Al llegar al lugar, no había nada que hacer. Los médicos sólo dijeron “hemos llegado demasiado tarde”. La pobre chica tenía ya establecido el paradigma, que cada ocasión que enfrentara una dificultad, alguien más tenía que intervenir para solucionarla.
Y es así como su entorno se convirtió en una dinámica de exigirle a sus padres junto con la sociedad, que respetaran su forma de pensar, siendo amables y solícitos al momento de solucionar las adversidades presentes en su día a día. Los bosques del terregal, se han adormecido todos, los vecinos parecen haber adoptado la misma iniciativa de los padres de Bella y cuidan más el empaque que el contenido, privilegian lo popular de lo genuino y los intereses antes que la amistad. Bella sale con el Bryan, un nini vestido del Cruz Azul. Y estos días se le conoce como la Bella del bosque durmiente.

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