¿Y tú, qué has hecho?

Palabras compartidas

Yo sostengo, profundamente convencido, que la lógica binaria en la que se ha sumergido la narrativa política del país es negativa para todos, menos para los que ostentan el Poder. Porque existen en una constante lucha, dos mundos completamente opuestos que chocan con gran fuerza y al hacerlo provocan solo que el siguiente choque sea aún más fuerte y desmedido.
La lógica de “chairos y fifis” solo nos divide como sociedad y no nos permite entender los principios en los que podemos colaborar para resolver los problemas que precisamente necesitan de todos.
Yo quisiera, con estas letras, que algún día, nos dejáramos de ver como “ellos y los otros” y pudiéramos vernos como parte de un todo, reconociendo siempre las grandes riquezas del individuo. Pero en la práctica, eso es complicado, porque requiere un diálogo comprensivo que simplemente resulta imposible con un Poder que “pica las costillas” a sus simpatizantes con tal de mantenerlos apasionados. Pero estoy convencido, que al final, sería más conveniente escucharnos, que levantar banderas que defienden a dirigentes que no nos representan.
Así como yo, que expreso en estas líneas, una frustración por mirar cómo caminamos por la polarización, he observado con gran interés que ha nacido una narrativa que busca explicar la importancia de todos aquellos engranajes del sistema que hoy es asediado por la “Transformación”; es decir, por todos lados han salido intelectuales, académicos, ciudadanos  y técnicos en diferentes materias para defender la existencia de algún órgano amenazado, como todos los abogados y miembros del Poder Judicial, que explican en redes sociales, porque la carrera judicial es importante y porque  las reformas que ha emitido el Legislativo son un riesgo para todos.
Ante el maremoto político y legislativo que vive la Nación, en los pasillos de las oficinas, los restaurantes y universidades se escuchan los susurros que dicen: “¿Es que cómo podemos hacer para que la gente entienda lo grabe de la situación?”; después de mucho pensarlo, creo que en esa frase está gran parte del problema. Considero respetuosamente, que puede ser un poco arrogante pretender explicarle a la gente, por qué necesita algo, sin antes haber entendido por qué pide otra cosa.
Claro que la gente va a pedir la sangre de todo miembro del Poder Judicial, cuando en su vida nada ha sido justo. Claro que querrán acabar con todo lo que representa esa teoría tibia y floja que no ha respondido ante lo duro de la vida.
-“Tú quieres que entiendan la gente de división de poderes, de contrapesos y democracias” ¿Pero, qué haces tú para entender por qué tu mensaje en esta realidad no cuadra?
No podemos pretender explicarle al hambriento, puesto que en realidad, no tiene hambre.
Debo decir que, cuando me encuentro en mi universidad, -con vista a Santa Fe-, cuando escucho a mis muy preparados profesores y, leo a los grandes teóricos de la ciencia política, me convenzo de que las reformas son un peligro para México; pero, debo decir que cuando camino las calles y entiendo por qué Colosio decía que: “México tiene hambre y sed de justicia”, me doy cuenta que sí existe hambre en México y su justicia.
Ahora, pienso entonces: ¿debemos permitir las veinte reformas, porque le hablan a un pueblo agraviado que necesitamos observar?
¡NO! Porque es ahí donde está el engaño más cruel.  
El Poder en turno, ha sabido hacerle pensar a la gente que: por derramar la sangre del enemigo, del poderoso, se calmará su alma, ¡pero, NO!
Entonces insisto, mientras que el poderoso quiere más Poder y pretende arrastrarnos al conflicto sordo y eterno, nuestra mejor arma será la participación, la escucha y el diálogo, para darnos cuenta que a pesar de que seamos diferentes queremos llegar a algo similar.

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