Debo admitirlo, cuando Enrique Peña Nieto era Presidente de México, yo criticaba de manera constante las formas suntuosas, las camionetas suburbanas, los escoltas y la elegancia en ocasiones innecesaria que ese gobierno tenía. Considero todavía que esas formas eran un reflejo de la arrogancia de sus funcionarios trayendo a Trump, diciendo “ya me canse” o pensando que era una buena idea que la gaviota regañara a la población pensaban estar haciendo un buen trabajo. En ningún momento noté, como hoy lo hago, que a pesar de todos esos errores, el gobierno tuvo grandes aciertos como reformas, respeto a los poderes o accesibilidad a la crítica.
Hoy, el nuevo régimen pone especial atención en las formas, pues saben que en un estudio superficial significan fondo. Sin embargo, considero que se ha reemplazado el fondo por la forma.
Me explico; Hace algunos días, se viralizó un video del Presidente del Senado Fernandez Noroña saliendo de palacio de hierro para subirse a una camioneta Volvo aparentemente nueva. El video rápidamente se volvió popular en los medios de comunicación pues sus adversarios argumentaban que no puede representar al pueblo alguien con una camioneta “mamuchona”, por lo que incluso medios, que yo pensaba que eran serios, empezaron a criticarlo y preguntar cuánto había costado su camioneta. Lo mismo pasa con el reloj de Marko Cortés, la ropa de Sandra Anaya u otros escándalos menores como prestaciones para que trabajadores del poder judicial puedan comprarse lentes.
Uso la palabra “menores” porque me parece que existen otros excesos, que si deben ser atendidos por el gobierno y la población como escándalos de corrupción que significan mansiones, carros o robos al erario, pero de esos hablaremos en otro momento.
Me parece triste, preocupante e irrelevante, que mientras el poder legislativo esté discutiendo una de las más importantes reformas en las últimas décadas y el país viva grandes cambios minuto a minuto, los medios de comunicación, y por lo tanto la gente se centran en discutir el tipo de camioneta que tiene Fernández Noroña así como el precio de la misma. Preocupante porque pienso que al hacerlo, ignoramos los temas verdaderamente importantes de la agenda nacional, y por lo tanto nos quedamos en un debate muy superficial sobre las cosas. Por lo que los grandes cambios que traerán las ideas propuestas del ejecutivo y ejecutadas por el legislativo se olvidan frente a temas banales que no deben ocupar las primeras planas.
Podría decir que con este artículo yo defiendo los privilegios de algunos, intentando desviar la atención de excesos o errores por parte de los gobernantes. A estas personas yo les podría decir, que pienso que lo más conveniente para un gobernante que quiera ser un uso excesivo del poder, es que la población y los medios de comunicación se encuentren hablando en arde sidos sobre el precio de relojes, camionetas o prendas de ropa, y no presten atención a lo más profundo e importante de los debates, porque de esa manera la justificación que tiene que hacer el poder a grandes problemas, tiene que ser pequeña y simple. Qué peligroso intentar reducir grandes ideas a pequeñas justificaciones.