Morelos, sin ninguna transformación

Filosofemas

Es lamentable constatar la evidencia de que a nuestro Estado no ha llegado ninguna transformación, es más, esta porción de nuestra república sobrevive en la marginación política. A fines de los noventa, hace más de 20 años parecía que se daba un resurgimiento a la vida nacional cuando el PRD, entonces partido de Izquierda, obtuvo contundentes victorias en muchos municipios y distritos. Contó entonces con alcaldes y diputados que mostraron se podía hacer un gobierno distinto.
Los alcaldes perredistas iniciaron con la Honestidad en el manejo del presupuesto impulsando cambios importantes como ayudas solidarias a los escolares comprándoles uniformes, tenis y libros de sus diferentes materias. Los diputados reformaron la Ley Orgánica del Congreso. Se distribuyeron Comisiones y la de Régimen Interno fue entregada por períodos a cada partido.
A raíz del cúmulo de secuestros que padecía la sociedad morelense, se procesó un Juicio Político contra el Gobernador. La investigación realizada por los peticionarios descubrió que esos secuestros, en su mayoría, eran efectuados por la misma corporación policíaca antisecuestros. El gobernador, Carrillo Olea, tuvo que dejar el cargo aun cuando el Tribunal Superior de Justicia, en afán de protegerlo, se negó a procesar los resultados entregados por la Comisión de Gobernación y Gran Jurado del Congreso.
La Controversia Constitucional entregada a la Suprema Corte fue resuelta en favor de esa Comisión de los Diputados.  El PRD se instaló como el único partido de Izquierda, contestatario, con suficiente autoridad moral y política, opositor al régimen. A partir de ahí, presa de ambiciones grupales y personales, de envidias internas y de mezquindades de sus directivas fue perdiendo el trayecto hasta su debacle actual.
No deja de ser una lamentable pérdida para la ciudadanía observar que un partido que había nacido con tantas expectativas se haya ido desmoronando. La seducción del Poder hizo mella en el ánimo de sus “militantes” que emprendieron únicamente la búsqueda de raciones políticas. Los objetivos de cambio radical de la sociedad, de lucha contra el capitalismo-neoliberal-salvaje-depredador y perverso simplemente fueron ignorados. Tanto que, al unirse con el Pan, partido de reaccionarios vendepatrias, acabaron por exhibir sin ningún pudor sus ambiciones. Los gobiernos de Armando León Bejarano y Antonio Rivapalacio fueron típicamente priístas, distantes del pueblo y represores. 
Aún se recuerda la represión al pueblo de Xoxocotla por el gobierno de ARP con motivo de una elección local. El Semanario Correo del Sur dio cuenta cabal de ello provocando el enojo del Gobernador. El director de CdS (es decir, un servidor) fue citado a la Casa de Gobierno solo para escuchar la iracunda queja de Don Antonio, tan irritado que no me ofreció ni un vaso de agua. Contesté a sus quejas con suficientes argumentos pues teníamos evidencias de la represión policíaca y del fraude cometido. Disparos de la Policía Rural a los xoxocoltecos, disparos que causaron heridos y un muerto.
El sexenio de Don Lauro Ortega fue distinto. Hubo atención a las denuncias públicas, a las quejas ciudadanas y, más de una vez, respuesta a demandas populares. Ya mencioné a Don Jorge Carrillo O. y su salida. Los siguientes de Estrada Cajigal, Marco Adame y Graco Ramírez, fueron una auténtica calamidad. La frivolidad del Primero, la represión a los maestros y sus tratos con la delincuencia del Segundo y los negocios exitosos del Tercero son sus sellos distintivos. Amigos y cómplices suyos se enriquecieron. Me dicen de uno que juntó más de 200 mlls. de dólares, compró residencias y hasta una casa en Suiza. El rumor es fuerte, hasta el nombre me lo mencionaron.
El actual de Cuauhtémoc ha sido -utilizando un amable adjetivo- un gobierno inútil, así, sin más. Colocó a sus cuates en posiciones de poder, enriqueció a otros e hizo que su hermano fuera el dirigente de MORENA. Si los militantes fueran conscientes jamás hubieran permitido este agandalle abusivo. Me dicen que muchos vendieron su voto, así que doña Corrupción también se acomodó en este remedo de partido/movimiento, lo que significa que ese vicio no se elimina por decreto.
Si realmente queremos recuperar el trayecto, MORENA tiene que deshacerse de estos ganapanes. Nuestro querido Estado de Morelos tiene que dejar de ser un paraíso donde vengan a medrar los vividores.
¿Qué tendremos ahora? Un gobierno distinto. De morenistas. De morelenses. Constituido en su mayoría, por mujeres.
Bien… ¿Y qué queremos?

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