El ciclo escolar 2024-2025 ha comenzado, solo en educación básica regresaron a las aulas, en Morelos, cerca de 500 mil niños y adolescentes, desde preescolar, primaria y secundaria, además de los planteles de educación privada que, salvó la UAEM que inició antes, también arrancaron este lunes.
Así pues, las calles volvieron a enfrentar problemas de congestionamiento vehicular y volvimos a ver el corredero de padres de familia cumpliendo con su responsabilidad. Muy bien, pero del mismo modo, aprietos de muchos paterfamilias que, como cada arranque de ciclo, tienen que hacer milagros para poder dotar a sus hijos de lo necesario para sus tareas de aprendizaje. La verdad no pocos recurriendo a los préstamos, porque ningún dinero alcanza para la compra de uniformes, útiles y tantas cosas más.
Y bueno, aquellos muchachos que terminaron sus estudios básicos buscaron continuidad en las preparatorias y universidades estatales, tristemente un alto porcentaje no logró el objetivo y abandonaron la escuela o fueron a tocar puertas en instituciones privadas que parecen ser un negocio redondo; ahí no sólo hay que pagar colegiatura, se tienen que adquirir una larga lista de complementos que, pareciera, es de dónde los dueños de los planteles hacen su agosto. Conocemos de papás que no pueden con tanta carga económica, porque insumos que en el libre mercado pueden valer 300 pesos, la escuela se los vende en mil o más, una grosera rapiña.
Y mire que el garlito es aquello de apoyar a algunos con un porcentaje de beca, pero el negocio está en que los dueños de las escuelas condicionan la compra de uniformes o libros con empresas, con las que evidentemente tienen acuerdos de mutuo beneficio.
Una prenda, chamarra, camisa, pantalón o falda, que en un establecimiento comercial vale unos 350 pesos, debe usted adquirirla con un proveedor que se la dará hasta en mil 200, y no digamos qué calidad, nada, tela corriente. Lo mismo ocurre con los libros, los vende el plantel, que tiene negocio con la editorial y un ejemplar de 200 pesos se lo dan en 600, sin ninguna consideración.
Es que los empresarios del ramo establecen acuerdos con maquiladoras de ropa o editoriales y la instrucción es que en esos lugares deberá adquirir sus insumos; obvio el exagerado sobre precio es porque de ahí deben ganar, y mucho, el vendedor y el empresario, no les importa que miles de familias tengan que empeñar hasta la camisa, si quieren que los jóvenes no aceptados en el sistema educativo estatal sigan estudiando, como que falta regulación y control del Estado en esa materia, es una rapiña.
En otro orden de ideas, bueno que los concesionarios del servicio de transporte público dieran marcha atrás en la amenaza de parar el servicio como presión para elevar la tarifa mínima, sin embargo, este gobierno estatal, antes de irse -le queda casi un mes- debe resolver ese tema, pretender heredarlo a la gobernadora electa Margarita González Saravia es una cobardía y hasta ofensa del gobernador Cuauhtémoc Blanco. No puede aventarle la bolita, porque sería llevarla a un temprano desgaste con los gobernados.
Es un compromiso que ya había hecho la administración saliente y debe enfrentarlo, de no ser así se trataría de un golpe bajo y marrullero contra la sucesora, que debe atender demasiadas cosas que en este sexenio no se hicieron, por incapacidad o corrupción. ¿O no?