Tiempos De Impunidad

Política para mortales

Primer acto:
Hace algunas semanas, a mi teléfono empezaron a llegar decenas de notificaciones “Detenido en Estados Unidos, Ismael el Mayo Zambada”. El primer golpe de información, relataba cómo había llegado en una avioneta privada a territorio americano y coqueteaba con la idea de que no había sido detenido, si no que él mismo se había entregado; lo cual era extraño pues, parecía que un personaje tan famosamente cuidadoso como él, hubiese entrado voluntariamente en la boca del lobo. 
Durante las próximas horas, todos los medios nacionales y algunos internacionales empezaron a cubrir la nota esperando el siguiente golpe de información; sin embargo, este no llegó, la narrativa se convirtió en un espiral de información previamente anunciada, solo excluyendo al “The Wall Street Journal”, quien dijo que “El Mayo”, había sido entregado por sus familiares, como parte de un intercambio. 
Para mí, el momento más impresionante, fue cuando días después, durante la “mañanera” el Presidente López Obrador, dijo, que esperaban aún información de Estados Unidos, sobre el asunto y la secretaria de Seguridad Pública, reiteró diciendo que el gobierno de México no había participado en este operativo. 
En su carente información y vacía respuesta, pude darme cuenta de algo preocupante, primero, que el gobierno de Estados Unidos, había hecho una operación dentro de territorio mexicano y el Presidente AMLO, que se da golpes de pecho diciéndose el defensor de la Soberanía, se había enterado por X (antes Twitter); y segundo punto; sin entrar a nuestro territorio, el gobierno americano, pudo ubicar, contactar y pactar con un Cartel, para atrapar a un capo que México, -aparentemente- no había podido en décadas.
Días después de su detención, Ismael “El Mayo” Zambada escribió una carta a la opinión pública, en donde señalaba que él había sido llevado en contra de su voluntad al país vecino; como producto de un engaño, debido a que él, pensaba que iría a una reunión con el gobernador de Sinaloa para arreglar un conflicto político. Esta bomba resonó rápidamente en la política mexicana, e intentó ser apaciguada con el respaldo del Presidente López Obrador y una carta firmada por todos los gobernadores morenistas, en donde, respaldaban al gobernador de Sinaloa, sin antes, haber comprobado, si esta gravísima acusación, que no solamente sería un crimen, sin una Tradición a la Patria, tenía algo de certeza.

Segundo acto:
El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, se encontraba cenando en la ciudad de México, cuando un grupo de policías provenientes de la Fiscalía de Chihuahua, lo intentaron detener, pues tenían una orden de aprehensión por el delito de peculado. El argumento era que esa Fiscalía no tenía el derecho para detenerlo en otro estado, específicamente en Ciudad de México.
Después de tensos momentos, al lugar empezaron a llegar funcionarios de la Ciudad de México, para sostener la versión de Javier Corral, hasta que llegó el mismísimo Fiscal de la Ciudad de México, para decir primero, que efectivamente habían recibido una solicitud de colaboración, por parte de la Fiscalía de Chihuahua, pero no la iban a secundar. Por lo tanto, la Fiscalía, no tenía el derecho de detener a este personaje dentro de la Ciudad de México y, tendrían que dejarlo en libertad.
Luego, en una camioneta, y con la protección del Fiscal de la Ciudad de México, -que yo supongo, tendría asuntos más importantes que estar resolviendo este personalmente-, Javier Corral salió del restaurante sin enfrentar a la justicia. 
Al otro día, el Presidente López Obrador, lo defendió, diciendo que ahora el morenista, estaba siendo víctima de una persecución política; por lo que ahora, con ese doble respaldo, el ex funcionario no tendrá que hacer frente a la justicia.
Yo no puedo pensar, -en otro momento, en el que un ciudadano, haya gozado de una justicia tan expedita y privilegiada-, que le permita incluso, ante una detención injusta y una orden de aprehensión arbitraria, que llegue un funcionario de la mitad de rango que el Fiscal de la Ciudad de México, para salvarlo. 
Incluso, si Corral fuera completamente inocente, me parece inaudito y vergonzoso que en este país, en las calles, miles de ciudadanos, sean acusados por la policía y las cárceles, estén llenas de ciudadanos inocentes que no han podido gozar de la justicia, -y no por Norma Piña y el Poder Judicial-, sino porque en este país, la justicia sigue siendo para los poderosos y el mejor fuero, actualmente, es el guinda.

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