La iglesia Católica hizo un llamado a celebrar las fiestas patronales en las comunidades con verdadera fe y entrega, evitando el excesivo consumo de alcohol, lo mismo que haciendo a un lado las riñas y la violencia. El Presbítero de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral Nájera, afirmó que también debe tenerse mucho cuidado con el uso de pirotecnia, para evitar accidentes de fatales consecuencias.
Los usos y costumbres, el baile y la música, son muy vistosos y también representan una manifestación de fe al santo patrono de cada comunidad. Pero se ha olvidado que se trata de un acto de devoción y agradecimiento, y no de un evento en el que la gente olvida incluso la razón del festejo.
“A la iglesia nos toca hacer una pastoral verdadera sobre lo que es una fiesta patronal, siempre con mucha insistencia, pedimos el respeto a los usos y costumbres como se debe, porque bajo ese argumento, en muchas fiestas de pueblo se utiliza también el alcohol. Así como desde hace muchos años hemos prevenido sobre el uso de la pirotecnia, el uso del alcohol provoca desmanes y la gente ya no sabe ni qué está celebrando”, describe.
Para el presbítero es importante que se retome la verdadera fiesta patronal, celebrar a un santo religiosamente, con la eucaristía y la oración. Y reconoce: “Hay usos y costumbres muy bonitos, y la gente que viene a danzar, a bailar, expresa su fe de esa manera, pero hay otros elementos que pueden detonar tanto en violencia como en una falta verdadera de fe”.
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Si la iglesia habla sobre una pastoral verdadera sobre las fiestas patronales, el consumo del alcohol tiene que ser regulado por las instancias a las que correspondan, pues tienen que supervisar la venta de alcohol. “Este año, San Antón no tuvo fiesta por la situación de violencia, junto con otras comunidades de Cuernavaca. Pero se recordará que años atrás, la misma comunidad de San Antón se autorreguló para que no hubiera alcohol”.
Decisiones como esa han permitido que la gente pueda transitar libremente, con tranquilidad y alegría en las fiestas, que son parte de la identidad de un pueblo, no solo religiosa, sino cultural. No obstante, es fundamental que las autoridades y los pueblos puedan tener una regulación sobre el uso del alcohol.
Por la inseguridad, las fiestas patronales no solo se suspendieron en San Antón, sino también en La Lagunilla. Solo se hizo una celebración religiosa de acuerdo a cada uno de los santos patronos, a los que se les festejó con una celebración en un ambiente religioso. El de la inseguridad, pero también otros factores, han provocado que ya no se hagan fiestas tan grandes como antaño, ha disminuido el número de gente que participa, no propiamente porque decaiga la fe, sino por la violencia que provoca la ingesta de alcohol, por lo que exhortó a la comunidad católica, lo mismo que a los vecinos de colonias, a que se enfoquen en la celebración religiosa, como en los usos y costumbres, de preferencia sin alcohol.