Procrastinación Digital

Ingeniería de sueños

La era digital ha transformado nuestra forma de trabajar, comunicarnos y, en última instancia, hasta de procrastinar, palabra extraña, casi un trabalenguas, pero muy familiar en los hechos y sus consecuencias. 
Procrastinar significa posponer, dejar para más tarde, aplazar, demorar, prorrogar o dilatar, y eso, es en la actualidad un marcado resultado de las redes sociales, pues son las principales distracciones en esta nueva era digital.
La naturaleza adictiva de las plataformas sociales, con sus constantes notificaciones y contenido entretenido, puede fácilmente desviar la atención de nuestras tareas importantes.
Con la proliferación de dispositivos móviles, redes sociales y la constante conectividad a internet, la forma en que procrastinamos ha cambiado significativamente. La posibilidad de conectarse y comunicarse instantáneamente con amigos y familiares puede ser tentadora y, a menudo, puede llevar a pasar horas navegando sin rumbo. 
La digitalización, ha fomentado la cultura de la multitarea; es decir, se realizan múltiples actividades al mismo tiempo y si bien esto puede parecer productivo, a menudo tiene el desenlace de una disminución de la eficiencia y da paso a la propensión de la procrastinación. 
La división de la atención, entre varias tareas, puede hacer que la mente se sienta abrumada y, en consecuencia, se aplace un objetivo principal. La velocidad a la que fluye la información en la era digital, puede llevarnos a una falsa sensación de urgencia. 
Ahora, es común que las personas se sientan presionadas a responder rápidamente a correos electrónicos, mensajes y notificaciones, lo que puede resultar en un enfoque superficial hacia las tareas. Esta aceleración constante, puede hacer que las tareas más complejas y que requieren más tiempo, se consideren menos prioritarias, fomentando así, de nueva cuenta, la procrastinación.
La facilidad de acceso al contenido de entretenimiento, como películas, series y videojuegos, es sin lugar a dudas una fuente importante de procrastinación. Con solo un clic, cualquiera de nosotros puede sumergirse en un mundo de distracciones, lo que a menudo lleva a postergar nuestras tareas más serias.
Etimológicamente, la palabra "procrastinar" proviene del latín "procrastinare", que se forma a partir de dos elementos: el prefijo "pro-", que significa "adelante", y "crastinus", que se traduce como "de mañana" o "del día siguiente". Entonces, el sentido original de la palabra implica la acción de posponer algo para un tiempo futuro, específicamente para mañana. 
La procrastinación es a menudo vista como un comportamiento negativo, vinculado a la falta de autodisciplina y la baja motivación. Sin embargo, estudios psicológicos sugieren que la procrastinación puede tener múltiples causas subyacentes, que incluyen: miedo al fracaso, perfeccionismo, falta de interés, sobrecarga de información y sus efectos pueden ser perjudiciales tanto a corto como a largo plazo y se identifican como estrés y ansiedad, pérdida de oportunidades autocrítica y baja autoestima.
A pesar de los desafíos que presenta la era digital, hay varias estrategias que pueden ayudar a las personas a combatir la procrastinación y entre ellas está el establecer metas claras, gestionar el tiempo limitando las distracciones o bien, buscar apoyo porque sí se ha comprobado que genera una adicción.
Al final, para dejar de procrastinar en esta era digital, la clave es encontrar un equilibrio en el uso de la tecnología y aprovechar sus beneficios mientras navegamos cuidadosamente por sus innumerables distracciones.

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