Uno de los principales retos que tiene la administración pública es la gestión documental, desarrollada a través de la ejecución de procesos de producción, organización, acceso, consulta, valoración documental y conservación. Destacando que la gestión documental cobra relevancia social en la transparencia, el derecho de acceso a la información, en la responsabilidad de salvaguardar el patrimonio documental y la memoria de la nación.
Ante estos retos, los sujetos obligados deben de coincidir en alcanzar las expectativas y las necesidades en la administración de los archivos. Siendo el Área Coordinadora de Archivos la instancia encargada de dar coherencia al trabajo que realizan las Áreas Operativas (Correspondencia, Archivo de Trámite y Archivo de Concentración). Bajo este enfoque, es fundamental que el personal responsable cumpla con un perfil especializado, es decir, “deben de contar con los conocimientos, habilidades, competencias y experiencia acordes a su responsabilidad; de no ser así, los titulares de los sujetos obligados tienen la obligación de establecer las condiciones que permitan la capacitación de los responsables para el buen funcionamiento de los archivos”.
Por otro lado, lo idóneo en la formación en materia archivística es que vaya dirigida a todos los involucrados en la administración, guarda y custodia de los archivos. Esto con la finalidad de que satisfaga las necesidades de todas las unidades administrativas, resaltando que el pilar fundamental de la gestión documental son los Archivos de Trámite, pues de ellos depende la adecuada organización, integración de expedientes, aplicación de instrumentos archivísticos, la transferencia primaria, conservación, entre otros. Y garantiza un manejo integral en todas sus etapas o ciclos de vida.