Ha sido un caso multi comentado, incluso a nivel internacional, el tema del joven que a sangre fría, asesinó a un elemento de seguridad en un Centro de Acopio de Cuernavaca y quedó grabado en todo detalle y, eso a mí, como joven, me obliga a tener diversos cuestionamientos: ¿no hay brújula entre nosotros? ¿cómo podemos los jóvenes enderezar este barco? ¿Qué nos toca hacer a los que no estamos de acuerdo ni queremos ese futuro porque pone a todos en riesgo y desarticula a los diversos sectores de la sociedad y afecta la economía?
Miraba recientemente, en distintos medios de comunicación nacionales, que el tema de los jóvenes que delinquen es recurrente y que los distintos niveles de gobierno en México, tienen el enfoque de que unas cortas vidas en edad, hoy rayan el límite, conviven en los excesos, practican la violencia y la ilegalidad y según las estadísticas, año con año incrementan y no hay cómo negarlo cuando destacan los robos, las violaciones, los homicidios, la portación de armas, comercio ilegal de drogas, lesiones, secuestros, delitos sexuales y daños a la propiedad.
Esto es alarmante, porque como joven, yo mismo, como parte de esta nueva generación, no estoy a salvo y personalmente no estoy de acuerdo, porque particularmente, tengo como objetivo en mi vida, aportar a la sociedad cambios benéficos con el resultado de mis estudios y mi desempeño profesional, deseo aportar un legado, principalmente en la política, este quehacer humano que me apasiona y es por ello que estos datos me atañen, me preocupan y me ocupan en poner atención y de alguna manera, actuar y aportar a mi país y mi estado, algo que dé un destello de salida y alivio y no solo en este tema sino en otros por igual importantes.
No es solo un caso preocupante en México, en otros lugares ya se tomaron cartas en el asunto y la semana pasada, por ejemplo, se informó que en El salvador, hay más de tres mil menores de edad que se encuentran presos bajo un régimen de excepción vigente desde 2022, impuesto por su presidente, Nayib Armando Bukele Ortez, quien ha declarado incluso en las Naciones Unidas y de frente a organismos internacionales defensores de Derechos Humanos, que antes de que el tomara el poder el 1 de junio de 2019, su país tuvo las cifras de criminalidad más altas de Centroamérica y ahora, según datos oficiales publicados en enero de 2024, El Salvador en el año 2023, tuvo la cifra de homicidios más bajas, informó el Gobierno de Bukele, y añadía que cuando se registraron 154 homicidios, una tasa de 2,4 por cada cien mil habitantes el año anterior, en 2022, se contabilizaron 495 homicidios, o 7,8 por cada cien mil habitantes.
Respecto al sistema penitenciario en El Salvador, no estoy de acuerdo, aclaro que no comulgo en acciones tan radicales como éstas, pues nuestro país está hecho de otras raíces, otros valores y tiene una invaluable Cultura -que ha sido, por cierto, olvidada en los mismos libros de Historia- y por lo tanto, esa estrategia aquí no es tan viable; sin embargo, los efectos son los mismos, el riesgo y el temor a no sentirte seguro y libre en la calle y dentro de tu propia casa, están vulnerados y se palpan a diario.
No se resuelve esto en un día. Es un tema en verdad complicado y lleno de aristas, es tan complejo como una ecuación que dé solución a la tan buscada “Teoría del todo”, que dejó pendiente Einstein, pero, no podemos quedarnos indiferentes los mismos jóvenes, estoy seguro que de entre nosotros mismos, pueden aparecer las salidas y las luces en el fondo de este túnel; estamos hablando de nuestro propio futuro, de nuestros propios proyectos personales, de la conformación de nuestras propias familias, nuestros hijos, somos en este momento la base política de nuestro país, no podemos ser indiferentes a este problema que sale de nuestra misma generación, el antídoto debe de salir de nosotros mismos como las vacunas.
Como joven, no compro el boleto de que en la actualidad la juventud no tiene brújula, todas las generaciones han tenido sus tormentas y han tomado rumbo y por eso estamos hoy nosotros aquí, esta no será la última ni la primera ocasión que nosotros, los que tenemos la vida por delante, debemos tomar postura y resolver, mi posición y compromiso, es afirmar: que sí hay brújula.